Dormí durante todo ese día y a la mañana
siguiente desperté lleno de energía, tenía entusiasmo para pintar. Ya había
pintado más de cuatro lienzos en blanco y terminado dos antiguos, estaba
inspirado. Mephiles continuaba leyendo libros por montón, en cambio yo, no
quería volver a tocar uno durante un tiempo.
Aaahh… Que hermoso es ese sonido…
¿Cuál? – Pregunto Mephiles terminando de
cerrar otro libro.
El que había hace rato… El silencio – Sonreí
agraciado, terminando los últimos toques de la pintura que había empezado a
pintar cuando llegue al pueblo – Dentro de ese libro cada sonido me perturbaba,
en cualquier momento pensaba que algún monstruo saltaría de la nada.
Mire uno de los retratos que hice a uno de esos
monstruos, no parecía ser uno real, pues, el delineado y el sombreado pareciera
ser un estilo de pintura china pero realmente así se veían los monstruos, y les
temía más que nada, por poco uno devoro mi pierna, convirtiéndola en papel y garabatos.
¿Has entrado en ese libro?
Cuando estaba vivo no tuve la suerte que tú, y
ahora muerto no puedo entrar en este – Se levantó, queriendo ver todas las
pinturas acabadas, observando cada una con cuidado – Me gusta como pintas… ¡Oh!
Esta es interesante – Tomo la del Monstruos y la vio con mucha impresión – Lo
pintaste con un estilo asiático, me encanta.
Me gusta escuchar esa clase de halagos, pero
realmente así se ven los monstruos dentro del libro – Le corregí, viéndole con
una sonrisa de medio lado – Que tal… Si lo intentas una vez más y pintas algo
que te guste – Me miro por un rato, inseguro de hacerlo. Asentí, con plena
confianza de que él lo lograría esta vez.
Está bien – Aun inseguro, monto su propio
lienzo y sus materiales para pintar. Se quedó mirando en silencio el fondo
blanco y luego empezó a trazar.
Estaba tan emocionado, el tiempo había pasado
rápidamente y aun no veía la hora de continuar hasta terminar lo que plasmaba
en mi pintura. Mephiles no tenía idea de porque estaba usando tantos colores
oscuros y grises, la razón era porque estaba pintando la estatua del pueblo,
llenándola de bellas flores y enredaderas que salían de una enorme y hermosa
flor en la palma de sus manos, ya había terminado y no podía estar más
satisfecho con el resultado. Quise acercarme y ver su pintura, pero de
inmediato me detuvo estando unos pasos cerca.
Espera a que termine – Dijo sin más,
continuando rápidamente.
Jejeje, está bien, tomate tu tiempo.
Cuando pintaba, su rostro mostraba facciones
tan vivas, tan emotivas; un ceño, una sonrisa, una mueca, era gracioso, no
creía que podría mostrarse tan divertido al pintar y eso me encantaba. Como
hubiera querido que mis padres mostraran la misma emoción que yo cuando me
sumergía en el arte, en cambio, solo me miraban como si estuviera perdiendo el
tiempo.
Ya está – Sonrió viéndome convencido de que
esta vez me encantaría su pintura – Puedes verlo – Se apartó de la pintura,
esperando ver mi reacción emocionado. Me acerque y observe el lienzo, lleno de
hermosos colores por todos lados…
Colores pasteles – Por un momento pensé que
era algo infantil, pero recordé el primer día en que llegue aquí. Todos esos
bocadillos, postres y caramelos, con esos brillantes colores de la pintura,
podrían provocarle un gran antojo a cualquiera, era una asombrosa pintura y
sabrosa, no sé cómo podía capturar tanta esencia, parecía que esos caramelos y
gomitas podrían salir de la pintura rebotando - ¡Es increíble! ¡Me encanta!
¿En serio? – Pregunto entusiasmado, viendo con
mucha emoción mi rostro - ¿De verdad te gusta?
Si lo viera en una subasta o en la calle lo
compraría de inmediato ¡Pondría casi todo mi dinero por tenerlo! – Quería
tocarlo, pero la pintura estaba fresca, era tan grandiosa que tenía que ver cómo
es que él lo había logrado – Creo que lo terminaste muy rápido para semejante
arte que tienes aquí.
Soy muy rápido en varias cosas, esto no es una
excepción – Le mire con asombro… Pero ciertamente me daba envidia que alguien
con tan solo intentarlo, lograba algo tan bueno en tan poco tiempo – No pienses
eso… - Arrugue el entrecejo y comprendí rápidamente.
¿Leíste mi mente? – Molesto le mire con rabia,
¿Acaso necesitaba la magia para protegerme de eso también?
No malinterpretes, lo hice porque veo que no estás
muy contento a pesar de lo que dices – Me miro preocupado. No tenía que haberlo
hecho, pero aun así se molestó en hacerlo – No tengas envidia hacia los
muertos, menos por un único talento. Tú tienes más talento que nadie, fue
apenas hace cuatro días que supiste que tenías magia y ahora sabes controlarla.
Eso fue por el libro de doble…
¡Eso no tiene nada que ver! ¡Sobreviviste!
Cientos han muerto intentando desarrollar su magia y tú pudiste… ¡En tan solo
un año! Escuche que él que creo ese libro tardo más de siete años en poder
salir, eso demuestra que eres un prodigio de la magia y de cualquier cosa que
te propongas – Mi rostro se tornó rojo, nunca nadie había dicho cosas así sobre
mí. Limpie unas gotitas escurridizas en mis ojos con muy poca disimulación, me
mordí la lengua tratando de evitar una fuente de lágrimas salieran por mis
ojos.
¿Por qué?... ¿Por qué dices cosas tan buenas
sobre mí? No… No lo merezco… - Mi voz temblaba, tenía que agarrar coraje y
hablar fuerte y claro, no había pasado por obstáculos mortales y bestias de
lienzo para titubear al hablar con Mephiles - ¡Muchas graciaAas! – Desafine de
manera ridícula al agradecer con ese grito, ahora mis manos temblaban como si
fueran hojas marchitas en una tormenta. Escuche una pequeña risita viniendo de
él, pero luego rio más fuerte.
Jajajajaja, no tenías que ponerte tan
nervioso, solo dije la verdad, jajaja – Se cubrió la boca con su mano
sutilmente, como si tratara de ocultar la risa.
¡Va-vamos! No te rías – Tartamudeé y él tan
solo seguía riéndose – Si, vamos, ríete bastante… - Menee mi dedo
disimuladamente, provocando que la pintura de su tablilla saliera volada hacia
su rostro, pero no pude controlar la cantidad, que incluso la pintura de mi
tablilla salió disparada y fue incrementada, pintándolo por completo - ¡Ah!
¡Perdona! – Escupió parte de la pintura que tuvo la oportunidad de entrar en su
boca antes de reírse un poco más.
Jajajaja, eres un berrinchudo – Se limpió así
de fácil como se ensucio, pasándose su mano de una sola pasada por todo su
cuerpo – Pero te falta más práctica de la que crees – Limpio su mano sobre mi
rostro llenándome de pintura, soltando unas risotadas para finalizar – Espero
que te guste mi nueva obra, no es mejor que la tuya, pero es historia vieja.
¡Tonto! – No sabía cómo lo había hecho, pero
lo intente y pude hacer lo mismo que él, retirándome la pintura de mi rostro –
Ja… Jaja… JAJAJAJAJA – Con su suerte había logrado hacerme reír, volviendo a
recuperar la calma. Continuaba riéndome y él se juntó en mis carcajadas, riendo
al unísono un poco más antes de que mis mejillas me dolieran – Jaja… Aaaww, me hacía
falta un poco de esto.
Puede que a mí también – Se peinó las púas
hacia atrás, suspirando fuertemente para recuperar el habla - ¿Quieres que te
regale la pintura?
Oh Mephiles, no podría – Lo quería pero era su
primera obra maestra.
Insisto, fue gracias a tu fe en mí y tu apoyo
– Sonrió con carisma, estrechándome la mano – Muchas gracias.
No, no, que va, gracias a ti – Tantos modales
me mareaba, pero ya no podría parar, no había llegado a este nivel con Mephiles,
no quería que todo se arruinara. Aun así nos miramos fastidiados de toda esa
empalagases y dejamos de estrecharnos la mano - ¿Quieres ver mi pintura?
Por supuesto – Nos acercamos a mi cabestrillo
y le hice una introducción con mis manos a mi pintura acabada.
Una de mis mejores obras. ¿Qué opinas? – La
mirada de Mephiles se ilumino a ver mi arte. También tenía la misma emoción que
yo al ver la suya.
Es hermoso ¿Es la estatua del pueblo? – Asentí
a su pregunta y él me vio impresionado – Es increíble, tienes buena memoria
fotográfica para dibujarla tan bien… Aun que se ve diferente, tiene algo… - Reí
por lo bajo, tenía que fijar más su mirada para ver el emboscado que había pintado
en ella – Me parece familiar…
Bueno, realmente se me ocurrió por una imagen
que salió en el primer libro que leí, unas personas estaban mostrando el diseño
de cómo iba a ser la estatua del pueblo y yo… - Mephiles se tambaleo un poco,
por un momento pensé que se iba a caer pero volvió a erguirse llevándose su
mano rápidamente a su rostro - ¡Mephiles! ¿Estás bien? ¿Te sientes bien?
Me duele… Me duele – Dijo aun impresionado. Al
parecer volvía a experimentar dolor después de bastante tiempo – Me duele la
cabeza… Me da vueltas – Le ayude a sentarse en un sofá, comenzaba a preocuparme
como su mirada se iba y venía, parecía que en cualquier momento se desmayaría.
Mephiles ¿Es normal que te pase esto?
¡No! – Ahora sostenía su cabeza con ambas
manos, como si estuviera a punto de explotar – Me empezó a doler cuando trate
de recordar… - Abrió sus ojos, viendo una vez más mi pintura y como si eso
fuese la chispa en la mecha, empezó a gruñir y a apretarse más la frente – Yo…
Creo que estoy recordando…
¿¡Estas recordando!? ¿Qué cosa? Dime antes de
que se te vaya – Lo sostuve, tratando de darle aliento para que soportará el
dolor.
No puedo ¡Ah! Es difícil. Son muchas imágenes,
todas pasan rápidamente, no puedo – No lo iba a conseguir tenía que hacer algo,
pero no era muy bueno bajo presión. Me puse de cuclillas frente a él, tomándole
de las manos para que reaccionara.
Vamos, descríbemelo, no lo pierdas, tu puedes
– Estaba empezando a agitarse, pero cuando sintió mis manos las sujeto con
fuerza y acerco su frente contra la mía.
Todo quedo oscuro por un
momento, pero luego escuche su voz.
¿Lo ves? ¿Ves lo que veo? – Su voz se
escuchaba distante y resonaba en toda mi cabeza, pero ahí estaba. Entonces pude
ver lo que él veía.
Había un chico pequeño, un erizo oscuro con
betas verdes, ¡Era Mephiles! El niño jugaba con una rama en una enorme fuente
llena de orquídeas acuáticas, al parecer trataba de atrapar una rana, el niño
aparentaba tener tan solo seis años de edad. Su madre era una eriza de color
ceniza, volviéndose azul cristal en las puntas de sus largas púas se encontraba
cuidando de su hijo con ternura, hasta que empezó a reírse por algo que no entendía…
Mi pequeño, que hábil y talentoso es mi
pequeño – Alago, aplaudiéndole a su niño.
Voltee a ver al pequeño erizo y quede atónito
con lo que tenía entre sus manos, llevaba una rana blanca de ojos rojos,
muerta, flotando como si estuviera en agua, entre sus manos. Ese niño… Su
mirada… Era inexpresiva, parecía más un muñeco que una persona, efectivamente
tenía que ser Mephiles.
Ven aquí mi pequeño – Abrió sus brazos para
recibir a su hijo en una abrazo – Prométele a mami que este será nuestro
secreto, no se lo puedes decir a nadie que no sea de tu familia – El niño
asintió varias veces sin hacer algún sonido, cerro sus ojos lentamente y cayo
dormido ante los brazos de su madre.
Volví a la habitación, me encontraba un poco
mareado, todo me daba vuelta, caí hacia atrás en el suelo, mientras poco a poco
todo volvía en sí. Cuando pude levantarme, vi a Mephiles igual de mal, tumbado
en el suelo, no muy elegantemente que digamos, estaba boca abajo con la cara
contra el suelo y con el coxis levantado, se había caído del asiento hacia
adelante…
¿Mephiles? – Lo ayude a sentarse y él con
pocas fuerzas se apoyó de mi - ¿Cómo te sientes?
Ugh… Tengo ganas de… *Eructo* Vomitar – Se
froto la panza y me miro con lamento aun sin recobrar el bienestar - ¿Pudiste
verlo?
Si, era un recuero de tu niñez ¿No?
Exacto. Realmente no lo recordaba hasta ahora
– Finalmente pudo levantarse conmigo. Estando estables, nos quedamos callados
por unos instantes, él tenía más cosas que recopilar que yo pero esperaba que
mis sospechas coincidieran con las de él – ¿Tu pudiste verla?... ¿A mi madre?
Si… Pero… Ya la había visto antes… - Mephiles
alzo su mirada sin comprender – Es por eso… Que pudiste recordarla – Me acerque
a la pintura, llevándole para que la viera una vez más, él reacciono con miedo,
no deseaba experimentar lo de hace rato, pero estaba seguro que no ocurriría de
igual modo. Apunte a la estatua de mi pintura y él la vio con vacilación –
Ella… Ella es tu madre – Deje mi dedo apuntando a la pintura mientras miraba con
seriedad a Mephiles.
…¿Qué?…
Que… Que… ¡ES TU MADRE! ¡LA DE LA ESTATUA!
¡POR ESO LA RECORDASTES!
¡Ahh! La mujer de la estatua… ¿Es mi madre? –
Se acercó más a observar la pintura, y sus ojos se abrieron más y pudo disolver
esa gran interrogante – Es mi madre… Ya… Ya no la recordaba – Tapo su boca
impresionado aun.
Si… Lo que no llego a entender, es que es la
misma estatua que se encuentra en el pueblo. Ya la has visto, ¿Por qué ahora
fue diferente? ¿Por qué no lo habías recordado antes? – Me puse a pensar pero
Mephiles me saco de dudas en el instante.
Son por las flores… Las flores que florecen
desde sus manos hasta… La fuente – Se llevó sus dedos a su mentón, analizándolo
bien lo que iba a decir – Recuerdo que esa fuente siempre estuvo llena de
enredaderas y de orquídeas de agua. Aunque tu pintura no es lo suficientemente
exacta, representa lo que fue hace mucho tiempo esa fuente, cuando estaba vivo…
Creo que esa es la razón más lógica – Me quede callado, realmente estaba
impresionado por su análisis, y yo que lo tomaba por una persona lenta.
Eso es bueno saberlo… Puede que entonces haya
cosas en él pueblo, o incluso en esta mansión, que han cambiado y que puede
representar un recuerdo de tu pasado, ¡Solo hay que descifrar la manera en cómo
se veían antes y así podrás recordarlas!
Pero ninguno de los dos sabe cómo se veían
antes. Y antes de que te tomes las molestias, son infinitas las formas en las
que se pudo ver un objeto o un lugar antes de que yo muriera – Me había vuelto
a la cruda realidad. Desanimado agache mi cabeza con mis orejitas, suspirando
con desanimo – Pero… Si… Es bueno saber que puedo recordar dependiendo de algo
que se relacione a mi pasado. Aun si no podemos intentar todas las formas
posibles de combinaciones, podemos formar algoritmos que puedan dar un resultado
positivo a mi falta de memoria – Todo lo estaba analizando de manera muy
rápida, demasiado, mi cabeza me empezaba a doler de tanto pensar – Puede que
incluso haya pistas de cómo era todo este pueblo antes de mi muerte – Añadió
aun pensando mientras mis neuronas explotaban como palomitas de maíz - ¿En
dónde crees que pueda haber una pista, Silver?
Casi me desmaye, caí a los pies de Mephiles
sin poder escuchar más sus palabras, tan solo ecos lejanos, realmente me
encontraba tan mal que podría perder la conciencia; hice un mayor esfuerzo y me
mantuve despierto, pero apenas todo volvió en mí, note que ya Mephiles me había
cargado a la cama.
Estas muy caliente, puede que te hayas
esforzado usando magia – Estaba acostado en su regazo, apenas me di cuenta me
levante bruscamente. Él reacciono igual de asustado que yo, alzando sus manos
como si le estuviera apuntando con un arma.
No hice nada – A pesar de que ambos nos
encontrábamos nerviosos él estaba preocupado por mi estado, lo mostraba en su
tono de voz y su mirada – Necesitas calmarte, puede que hayas usado magia sin
haberlo notado. Al usar esa conexión de imágenes puede que te hayas esforzado
para poder ver y oír con claridad mi recuerdo, teniendo que usar parte de tu
magia.
Lo que decía tenía sentido, pero aún me
encontraba alterado, necesitaba un minuto para tomar un respiro. Hice una señal
con mi mano, pidiendo que guardara silencio, respire profundamente, exhalando
todo el aire de mis pulmones, mi pulso aún era muy rápido, me sostuve el pecho
tratando de controlar la regulación de mis latidos a unos más regulares y
lentos.
Ya recuperaba la calma, entonces trate de
pensar en todo lo que Mephiles me había dicho.
Perdona… No creí que estaría tan mal… - Voltee
a verle y el me miraba atentamente, esperando una idea – Realmente no tengo
idea de donde podría haber una pista… - Por algún motivo se me olvidaba algo,
faltaba algo en este rompecabezas - ¿No recuerdas algo más? ¿Cualquier pequeño
detalle de ese recuerdo?
No. Solo lo que vistes, recuerdo a mi madre y
la fuente, nada más por ahora – No tuve que pensar mucho, había algo que yo
sabía de su recuerdo.
Mephiles, antes te había dicho que había visto
la estatua, no solo en el pueblo. En el primer libro vi unas imágenes donde
unos aldeanos discutían sobre la construcción de la estatua, uno de ellos era
el esposo de tu madre, el cual debe de ser tu padre.
Entonces tenía un padre… Pero eso no me dice
mucho.
Hay más. Tu padre fue unos de los primeros en
llegar a este lugar con tu familia, sospecho que fue uno de los colonizadores
de este lugar – Termine de informarle pero no pareció haberle traído otro
recuerdo. Se quedó callado, trataba de buscar algún recuerdo de él, pero fue en
vano.
Dices… ¿Que vistes todo eso en el libro de
estudio? – Afirme, pero el mostro un rostro más confundido, había algo que no
encajaba en su mente – Lo veré por mí mismo, quédate aquí mientras.
Iré contigo – Iba tras él pero inmediatamente
se volvió y me sostuvo de los hombros con fuerza, llevándome rápidamente a la
cama, sentándome bruscamente - ¡Ah! Meph…
Quédate aquí – Me apretaba fuertemente, viéndome
con mucha seriedad, mostrando lo muy hostigado que estaba – No vayas a
desobedecer… Si no haces caso… No creo poder ser tan paciente – Y así, se giró
y salió de la habitación atravesando la puerta.
Me frote los brazos. A pesar de no hacerme
grave daño, me dolían, pero aun así me sentía con tranquilidad, después de
tanto lio, había conseguido hacer que Mephiles recordara algo de su pasado y de
seguro él iría a conseguir más pistas de aquel enorme libro.
El cuarto se encontraba en completo desorden,
con todas las pinturas, en sus cabestrillos y en el suelo, los pinceles y
frascos de pintura regados por las mesillas, y la pintura que nos lanzamos
Mephiles y yo en nuestra pequeña disputa.
Quería ordenar todo el lugar para cuando
volviera Mephiles, pero apenas me levante de la cama, todos los objetos empezaron
a moverse por sí solos. Me hubiera impresionado más si hubiera olvidado por
completo que la mansión movía las cosas por si solas. Las pinturas ya secas
fueron ordenadas en forma de domino en mi cajón de pinturas, los frascos fueron
llenados por las pinturas esparcidas por el suelo, los pinceles y brochas
fueron lavados en los vasos y devueltos en sus estuches, y las dos últimas
pinturas frescas fueron colocadas juntos con cabestrillos a una esquina.
No pude hacer nada, todo ya estaba hecho,
entonces me volví a sentar sin más remedio que holgazanear, que lamentable era
que en ese momento deseaba hacer algo… Me eche en la cama, viendo el alto techo
sin saber que más hacer, nuevamente estaba aburrido y no tenía ánimos ni de
leer ni de pintar ¿Qué más podría hacer? No quería meterme en más aprietos, de
seguro Mephiles me mataría, o más bien… Abusaría de mí.
Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo de
pensarlo, sus manos sobre las mías sosteniéndome fuertemente, su profunda voz
cerca de mi oreja, riéndose de mí, su cuerpo caliente contra el mío… ¿¡En qué
diablos estaba pensando!? ¡Esas cosas eran totalmente indebidas! No por el
hecho de que fuese pecaminoso, yo me consideraba gay desde hace mucho tiempo,
era por el hecho de que solo estaba siendo tentado por la carne, no debía de
ser así, yo lo había aprendido hace mucho tiempo. Me palmee fuertemente mis
mejillas, haciéndome reaccionar de mis pensamientos.
Tome una almohada y la puse sobre mi cara,
queriendo asfixiarme a mí mismo, pero realmente solo trataba de hacer
desaparecer una extraña sensación en mi cuerpo, esa vieja extraña sensación…
Grite bajo la almohada, con todas mis fuerzas,
se sentía bien gritar. Tener que aguantar tanto estrés era malo para la salud,
es bueno de vez en cuando tener que drenar toda esa molestia de una manera
saludable… Me preguntaba si esa era la razón por la cual Mephiles trataba de
des-estresarse conmigo y mi cuerpo.
Me imaginaba que se sentiría estar en los
zapatos de Mephiles, podría ser muy deprimente tan solo la idea de saber que estaba
muerto pero sin descanso. Por un rincón de mi mente se me pasaba la idea de ser
más condescendiente con mi querido maestro y anfitrión, pero tan solo la idea
de que él se llegara a sobrepasarse, me preocupaba. Descarte la idea, otra vez…
Antes él tendría que demostrarme que podría auto controlarse.
Como ya no había oficio que hacer ni
pasatiempo que elaborar, me dispuse a improvisar con mi magia, tan solo
pequeñas cosas, ya había gastado algo de magia con las visiones. Aun acostado,
moví mis manos lentamente delante de mí, fluidamente, como si fuesen humo,
entonces pude convocar un pentagrama; inmediatamente cambie el fluir de mis
manos a uno errático, provocando que el pentagrama opaco cambiara a un blanco
azulado, este se elevó mucho más arriba y se desintegro por toda la habitación,
provocando una suave nevada.
Jajajaja – Los pequeños copos de nieve fueron
cayendo sobre mí y todas las cosas en la habitación, llenándose de una bella
escarcha. Tuve que sacudirme toda la nieve, agitando todo mi cuerpo como lo
aria un perro.
A pesar de lo encantador que se veía el
cuarto, empezaba a agarrar frio y no deseaba pescar una gripe, para nada. Volví
a invocar otro pentagrama y esta vez forme garras con mis manos, cambiando el
color del pentagrama en un rojo vino tinto, provocando que en toda la
habitación la escarcha y el hielo se derritieran rápidamente. Ahora había mucho
calor, de inmediato hice desaparecer el pentagrama bajando mis manos.
A pesar de no haber hecho más que provocar
frio y calor era agotador usar magia.
Volví a crear otro pentagrama pero esta vez,
intentaría otra cosa, iba a tratar de hacer un hechizo al azar, extendí mis
dedos índice y pulgar y empecé a mover mis manos en círculos, entonces el
pentagrama cambio a un triángulo de color azul y de este salió disparado una
línea de luz delgada, la cual choco contra la esquina del techo, explotando
eminentemente, destrozando toda la zona. Me lleve un gran susto, pero no me
hice ningún daño, pero casi todo el techo estaba destrozado, pude ver lo que
había tras todos estos tablones, estaban esos colores pasteles que había visto antes,
pero de inmediato los tablones y bloques volvieron a reconstruirte, dejando
todo como estaba.
Wooow – Que peligroso era ese hechizo y de
seguro consumía mucha magia. Aun así continúe…
Cree otro pentagrama triangular e hice volar
una estantería en mil pedazos, jajajaja, ¡Que divertido era! Dispare un mueble
y todas sus resorteras y telas con algodón salieron volando por los aires, era
demasiado entretenido, seguido, dispare un escritorio y ¡Pum! Quedo chamuscado.
Jajajaja, toma, toma – Me sentía como un
chiquillo, lo estaba destruyendo todo a mi alrededor sin ningún remordimiento,
porque todo volvía a restaurarse - ¡Explota! ¡Explota! –Tome distancia de la
cama y esta vez recargue bastante el hechizo para poder hacerla volar por
completo. Al disparar el rayo de luz este salió mucho más fino pero hizo una
enorme explosión, mucho más grande que las anteriores, destruyendo por completo
la enorme cama - ¡Jojojo! Geniaaaaaaall… - Me senté en el suelo observando todo
el fuego saliendo de los restos de la cama, había gastado bastante magia y me
encontraba cansado, pero tenía que llevar mis limites más lejos – Va… Mos,
¡Vamos!
Ahora trataba de disparar rayos con menos
potencia, estos por algún motivo tenía un haz de luz más grande que el de uno
potente, lo estaba disparando por todos lados de la habitación, terminando solo
chamuscando el exterior de cada mueble.
Ya llegue, no te has metido en…
¡CUIDADO! – Mephiles había salido de la nada,
había disparado un rayo a su dirección y lamentablemente no pudo esquivarlo.
Mephiles estallo en mil pedazos por todo el lugar, no había quedado nada de él
- ¡¡AAAAHHH!! ¡MEPHILES! – Corrí donde todos los trozos de pegote y trate de
juntarlos - ¡Oh, Mephiles! Lo siento, lo siento, lo siento, lo sientooooo –
Unas pequeñas lagrimitas salían de mis ojos.
Como si tampoco quisiera
limitar mi magia también lo hacía con mi metida de pata ¡Diablos! Esta vez lo había
hecho ¿Y si Mephiles no volvía? ¿¡Que haría!? Oh, que estupidez había hecho.
¡Mephiles! – Lamente como si se hubiera ido
para siempre, pero de repente algo había jalado con mucha fuerza de mi camisa,
entonces me encontré unos ojos verdes destellantes.
¿¡QUE DIABLOS ESTABAS HACIENDO!? ¿¡Sabes la
gran cantidad de magia que tuve que usar para esquivar tu ataque!? – Me estaba
jalando de mi camisa con su brazo apenas formado, mientras su cabeza y una
pequeña parte de su torso se iba formando.
Me… ¡Mephiles! – Mis lágrimas salían a chorro
al igual que mis mocos, de verdad estaba aliviado y deseaba todo su regaño, más
una patada en el culo por ser un estúpido imprudente, como siempre – Mephiles,
perdóname, soy un tonto – Le abrase fuertemente llenándome aun de su cuerpo
pegajoso – Pensé que te había matado.
Tu… Hmmm – Gruñía por lo bajo, estaba
conteniendo su ira – Ya estoy muerto, es imposible que me vuelvan a matar –
Palmeo mi cabeza tratando de aliviar mis lloriqueos – Vamos, sécate esas
lagrimas… Pareces un niño… - Sentía como su voz sonaba avergonzada, pero a
pesar de que había acallado mis lamentos mis lágrimas no paraban de salir – Que
te ves feo llorando así, vamos.
Perdona… *snif* - Me limpie el rosto,
temblando aun por la conmoción - ¿No estas molesto?
Claro que si… Pero ya, no me gusta verte así –
Vi como poco a poco volvía a tomar su forma, pero apenas solo llevaba su torso
hacia arriba formado, el resto era un pegote pegado al suelo – Me sorprende que
el chico que pudo completar el libro de doble filo sea afligido por un pequeño
susto – Tenía razón, tenía que tranquilizarme. Me incorpore y me sacudí las púas,
mostrando una mueca de sonrisa a Mephiles para demostrar que ya me había
calmado.
Disculpa, Mephiles. Yo… Estaba practicando con
mi magia y me entretuve mucho con este hechizo – Le mire apenado y el solo
suspiro fuertemente, mirándome con esos ojos verdes agotados, volviendo a su
forma normal.
Acaricio mi mejilla y reaccione con un fuerte
temblor. Ese pensamiento que había tenido antes volvía a mí, Mephiles iba a
castigarme y no de la manera más adecuada, estaba dispuesto a permitírselo tan
solo un poco, cerré mis ojos con fuerza y espere a que hiciera lo que fuese a
hacer.
Dame tu magia – Abrí los ojos confundido, y
mire su rostro impaciente – Dámela, la necesito – Tomo mi brazo y rasgo un poco
mi piel, dejando salir un poco de sangre – Dámela o la tomare por la fuerza – Asentí
rápidamente y con mi mano hice que saliera esa esencia de magia de mi sangre, toda
se volvió un espiral de humo y Mephiles la absorbió como si inspirara el humo
de un cigarro, absorbió bastante, mucho más que la anterior ves, ahora me
sentía débil, tuve que detenerme.
Ya me quede sin magia, perdona – Tape mi
herida pero el sostuvo fuertemente mi brazo, quitando mi mano de mi herida y
continuo absorbiendo un poco más - ¡Mephiles! Ah, para – La sensación de estar
sin nada de magia, era la misma que el de estar borracho, mareado y torpe –
Para – No pude detenerle, ¿Acaso me dejaría sin nada?
Aahh… Con eso basta – Finalmente se detuvo y
soltó mi brazo luego de haber curado la pequeña herida que me había provocado –
Uf, eso estuvo bien – Había recuperado su forma por completo, incluso lucia
mejor – Ya no estoy molesto contigo, la próxima vez tendrás que comportarte
mejor.
Aah – Me fui hacia adelante chocando mi cabeza
con su pecho – Por poco me dejaste como una pasa, Ah…
¿Qué pasa? No tome tanto ¿O sí?
Ya había gastado magia en tu visión y luego
practicando hechizos, el último me dejo muy agotado.
Perdona, no lo sabía – Empezó a acariciar mi
cabeza. Podría quedarme dormido ahí mismo, ahora toda mi energía la tenía él –
Vamos, a la cama – Me levanto por completo y me acostó en la ya reconstruida
cama.
Qué vergüenza, volvía a caer
rendido y él no perdía oportunidad para tratarme como un chico débil e
indefenso.
Descansa, traeré algo dulce para ti.
Así salió de la habitación y volvió con varios
platos de postres, flotando a su alrededor, todos formaron una fila frente a mí
y Mephiles se dispuso a mostrarme cada uno para saber cuál de todos quería.
Estaba bastante avergonzado, no merecía ser
tratado con tantos mimos, ni mis padres me habían consentido tanto, sin
embargo, ¿Cómo rechazar tan buenos postres y con todo el cansancio que tenía?
Seleccione un pastel de chocolate con bastante aderezo y me recosté con las
pocas fuerzas que tenía para comérmelo como si esto me salvara la vida.
¿Te gusta? – Pregunto Mephiles con una sonrisa
encantadora.
Ujum – No lo tome mucha atención, solo
continuaba comiendo ese delicioso pastel.
Qué bueno – De repente se encontraba muy
contento, como si después de haber tomado casi toda mi magia ahora se le
hubiera quitado el enojo, como un hombre malhumorado después de comer. Me puse
a pensar si él acaso me veía como una muy buena fuente de alimento, de seguro
era eso. Ya me había terminado mi pastel y deje el plato en el escritorio al
lado de la cama - ¿Quieres más?
Quise negarme pero mi estómago respondió antes
que yo, afirmando la pregunta de Mephiles. Me entrego otro postre, esta vez una
rosquilla crujiente con aderezo de fresa, me lo comí rápidamente y continúe con
otro postre más otro, hasta que finalmente quede lleno.
¿Ya estas feliz? De seguro subí dos kilos con
todo lo que comí – Me cruce los brazos viéndole molesto.
Yo debería de preguntarte eso ¿Qué acaso no te
sientes mejor? – Me molestaba su mirada calmada y alegre, como es que cambiaba
de molesto a alegre.
Solo pude asentir fastidiado a su pregunta,
realmente me encontraba mejor, supongo que era el azúcar que me daba la
energía.
Mephiles se quedó mirándome directamente a los
ojos, esperando por algo, o tan solo admirándome. No pude apartar la mirada a
pesar de que la suya era bastante penetrante y me incomodaba, y el silencio
entre nosotros solo hacía que la tensión fuera peor.
Y… ¿Pudiste comprobar lo de tu padre?
¿Eh? ¡Oh! Si, si – Parecía que era lo menos que
le preocupaba en ese momento, ¿Qué era lo que pasaba por su cabeza? – Estabas
en lo cierto, mi padre fue uno de los colonizadores de este pueblo, pero
lamentablemente no pude recordar más de eso… Supongo que va a ser más
complicado que tan solo ver hechos escritos…
Me desanimo la noticia, pero aun así tenía que
ser positivo, teníamos que conseguir el hechizo para liberarnos y eso solo sería
más sencillo si el pudiera recordar exactamente cómo fue que planto la
maldición y por qué, y para eso solo…
Mephiles, creo que necesitamos un hechizo de
contrato – Comente, pero al parecer él no había entendido, creo que ni siquiera
había escuchado – Uf, Quiero decir… Que necesitamos un contrato entre tú y yo
enlazado con la magia para poder permitirme salir de la mansión de noche al
igual que tu – Toda la explicación le había hecho reaccionar y pudo tomarme
atención.
¿Un contrato?... Pero es muy arriesgado – Su
mirada se fue hacia un punto muerto, pensando mejor en mi idea – ¿Entiendes el
riesgo de hacer el contrato? Tienes que regresar a la mansión antes del
amanecer y no puedes salir a las afueras
del pueblo o te volverás polvo y no puedes, de ninguna manera, jamás tratar de
destruir la mansión desde afuera.
¿Y qué pasa si ocurre lo último? – No tenía
pensado hacer nada de eso, pero lo último no lo comprendía.
Pues… Emm… Realmente no lo sé, no lo recuerdo
– Su mirada volvió a una pensativa, viendo hacia el techo. Otra vez en sus
lagunas mentales, no quería que pasara todo el rato pensándolo – A diferencia
de lo que puede ocurrir en las dos primeras, que es convertirse en polvo y
esparcir la maldición por todo el pueblo, la tercera regla es incluso peor,
solo eso recuerdo…
Bueno… No es como si ese fuese mi plan… Quiero
que hagamos el contrato para poder ayudarte a recordar tu pasado. Sí
conseguimos pistas de cómo era el pueblo hace años podemos hacerte recordar
cual fue exactamente la maldición que plantaste y así crearemos un hechizo para
contrarrestarlo – Su mirada fue una respuesta de que mi idea era buena, solo
pude notar como sus ojos se movían rápido como si estuviera maquinando todo el
plan que le estaba planteando.
Está bien, haremos el pacto – Sonreí, tener su
afirmación me hacía sentir más seguro de mi idea – Pero lo haremos al anochecer.
¿Qué? ¿Por qué no ahora?
Porque a pesar de que fuese yo el que usará
toda la magia para el contrato, aún estas muy débil – Que fastidio era recibir
su sermón y más por cómo me encontraba.
Te recuerdo que estoy así por tu culpa – Él se
volvió a verme como si le estuviera diciendo una vil mentira - ¿Qué?
Para la próxima que quieras practicar con tu
magia, me avisas para enseñarte como realmente se aprende – Se levantó,
sentándose en uno de los muebles, cerrando los ojos para tomar una pequeña siesta.
Estábamos en la entrada de la mansión, Mephiles
estaba abriendo las dos enormes puertas, mostrando el oscuro exterior que solo
era iluminado por la luna. Sí que era una hermosa vista, el viento de la noche
me llenaba de ánimos, me hacía sentir que estaba más cerca de mi libertad.
Bien, acércate, ya es hora – Acate su orden y
me puse frente suyo.
Sujete sus brazos y el los míos con firmeza,
seguido cerramos los ojos agachando la cabeza y recitando encantamiento, como
me había explicado antes.
“Lazos unidos por necesidad y deseo, vuelto
uno con el resultado de dos, sédenos la libertad como en las otras lunas,
jurando por nuestras vidas que no abandonaremos regla alguna”
Así, ambos abrimos los ojos y vimos que el
contrato dio resultado, nuestros brazos estaban siendo envueltos con dos cintas
de color roja y dorada, estas llegaron hasta nuestro corazón y finalmente se
desvanecieron.
Ya está hecho. Prueba saliendo de la mansión –
Hice caso, saliendo sin muchos rodeos al exterior.
Al pisar el césped di un gran respiro y exhale
conmovido por saber que me encontraba finalmente afuera después de tanto
tiempo.
¡SI! – Estire mis brazos hacia el cielo,
embozando una enorme sonrisa - ¡Al fin! Uf – Voltee a ver a Mephiles que salía
de la mansión tras mío - ¿Esta vez no tengo una cola de gato o sí?
Jajajaja, no, tranquilo. Esta vez no te pasara
nada si haces caso a lo que te diga – Hizo aparecer sus labios, y camino
delante mío en dirección al pueblo – Vamos, no te creas que la noche es joven,
son mentiras de los mortales – Sin decir nada le seguí tratando de llevar un
perfil bajo.
Mephiles… Em, necesito pedirte un pequeño
favor…
¿De qué se trata? – Caminaba recto sin voltear
a verme.
¿Podría ver a un amigo del pueblo? El otro día
vino a la mansión preocupado porque había desaparecido, tengo que decirle que
estoy bien – Detuvo su caminar, volteándose a verme – Por favor…
Está bien, hazlo antes de que empecemos a
buscar pistas por todo el pueblo – Le agradecí con una sonrisa, y me encamine a
la plaza del pueblo – ¡No te vayas a tardar mucho!
Cuando llegue a la plaza todos me miraban muy extrañados
de mi aparición después de haber desaparecido sin dejar rastro, susurraban
cosas sobre mí, mirándome juzgadores, pero no preste mucha atención a su
grosero comportamiento. Trataba de preguntarle a alguno de los pueblerinos
donde se encontraba la cabaña del señor Mike, o como todos lo conocían, Chuck,
sin embargo todos actuaban evasivos, negando saber dónde se encontraba o de
conocer al sujeto, solo supuse que nadie quería saber del extraño visitante de
comportamiento extraño.
¡Eh, tu! – Voltee rápidamente en dirección
donde escuche el llamado - ¿¡Silver, eres tú!? – Era Knuckles y no podía estar más
contento de habérmelo encontrado. A pesar que no me había causado una buena
impresión la primera vez que lo vi, estaba alegre de que lo viera después de
tanto - ¡Imbécil! – Me dio un fuerte cocorrón en toda mi frente, casi
tumbándome al suelo. Ahí había ido la poca fe que tenía en la educación de la
gente de este pueblo – ¡Mira que nos tenías a todos preocupados! ¿En dónde
diablos te habías metido?
Aaahh, auch. Perdona, es una larga historia –
Me sobe la frente sintiendo el raspón que me había provocado su golpe – Por
favor, necesito que me lleves a la casa de Chuck, necesito hablar con él.
¡Por supuesto que te llevare con él! De todas
las personas él estaba preocupado por ti, bueno… Además de la alcaldesa. Pero
bueno, vamos – Me llevo muy al sur del pueblo, deteniéndonos en una hogareña
cabaña rebosante de música y risas por todos lados – Ah, por cierto, el viejo está
cumpliendo hoy, más vale que seas amable con él.
Tranquilo, a él es al quien debo una
explicación de todo lo ocurrido – Entre a la casa, pidiendo permisos y disculpas
mientras pasaba por la marea de gente y de risas de mujeres y hombres que
llenaban el lugar.
Pude visualizar a lo lejos al señor Chuck
tomándose unas copas con su familia en una gran mesa llena de comida. Iba a
bailar con su mujer hasta que logro divisarme y se detuvo en seco.
¡Silver! – No grito con tanta fuerza, pero fue
el tono de voz que uso para que todos en la casa se callaran para saber por qué
el cumpleañero se encontraba alterado.
Hola Chuck… Feliz cumpleaños… - Dije tragando
saliva. Chuck dio unos pasos hacia mí, rápidos y fuertes, poniéndome alerta,
por si fuese a recibir otro golpe como castigo. Pero en cambio solo recibí un
abrazo rápido y aliviado.
Gracias a dios estas bien. Hijo, me tenías
preocupado – Sonreí apenado, no merecía ese trato y menos que me llamara hijo -
¿Paso algo malo? ¿Por qué te fuiste así de repente?
Perdóname Chuck, no era mi intención que te
preocupases tanto, surgió un inconveniente… - Mire a todos a mi alrededor,
pensando bien en mi respuesta final – Tuve que volver a la ciudad de inmediato
por un problema en la oficina y… Bueno, volví y aquí estoy. Todo fue muy
repentino que no pude avisarle a nadie – Sonreí apenado, esperando que se
tragara la mentira al igual que todos a mi alrededor.
Pero todo está bien ¿No?
Claro – Y como si esa fuese la palabra que
todos estaban esperando escuchar, el sonido volvió en la casa. Chuck me miro
como un niño cometiendo una travesura y que se disculpaba por su error, no hice
más que sonreírle aun apenado – Yo, te traigo lo que te debo – Saque de mi
bolsillo unas dos monedas de oro que había sacado de mi maleta antes de salir
de la mansión y se las entregue a Chuck, tomando su mano con firmeza,
entregándoselo disimuladamente.
¿¡Que es esto!? ¡BAH! Si venias para pagar
cuentas entonces lárgate de mi casa, marrano – Me dijo con un tono lugareño.
Notaba que solo estaba siendo justo, pues era mucho dinero para su trabajo de
aquel día.
También quiero que lo tomes por ser tu
cumpleaños, además de que me entere que estabas buscándome por todo el pueblo
preocupado por que no aparecía – Chuck se dio media vuelta, dirigiéndose a la
mesa de pasa palos.
Para eso son los regalos, chico – Se sirvió
una copa de una botella sin marca y se lo tomo de un sopetón – Toma, tienes
cara de miedo, sácatelo con algo de agua ardiente.
No, gracias, soy muy malo tomando – Negué con
cortesía, pero aun así recibí una copa de bebida de Chuck que no acepto por
dejarme fuera de las copas – Oh, bueno… - Viéndole inseguro, me lo tome
rápidamente y sacudí mi rostro por lo fuerte que estaba – Aaah, está bueno.
Tranquilo, un trago no te ara nada malo – Se
sirvió otra copa y se la tomo igual de rápido - ¡Sonic! – El erizo llamado se asomó
entre un montón de gente moviendo sus orejas curioso como un suricato, salió
corriendo hacia su tío pero se desvió por haber topado mirada conmigo y fue
primero a saludarme.
¡Silver! ¡Estás bien! ¿En dónde habías estado?
– Me estrecho la mano y me palmeo el hombro, mostrando lo feliz que estaba al
volver a verme.
Acabó de volver de la ciudad, tuvo un
contratiempo y tuvo que volver rápidamente – Respondió Chuck por mí,
sirviéndose más bebida. ¿Cuántas podría tomar para quedarse rendido? - ¿No querías
tener una larga charla antes de que volviera a irse?
¡Oh, sí! Cierto. Silver, por favor, ven
conmigo – Me tomo de la mano y marchamos dentro de las habitaciones de la casa.
Ah, pero tengo el tiempo contado, tengo cosas
que hacer…
No tomara mucho, solo será un momento –
Entramos a una habitación y él cerró la puerta tras nosotros – Silver – Se acercó
lentamente hacia mí, hasta quedar pocos centímetros cerca de mi, teniendo una
sonrisa emocionada. Obviamente me exalte y todo mi rostro se coloro intensamente
– Dime… ¿Cómo es…?
¡Lo siento, pero no puedo estar contigo de esa
forma, Sonic! – Dije rápidamente tratando de alejarlo de mí, sin embargo…
¿Qué? ¡Oh! Perdona. Solo quería saber cómo es
tener un trabajo en la ciudad – Termino de decir. Me quede un rato viéndole
boquiabierto, por un momento pensé que se me estaba insinuando. Exhale aliviado
y tome aire para aclararme la garganta antes de responder.
¡Ah! Claro… Pues, tengo que decirte que no es
nada fácil – Tome aires de sabiduría y me cruce los brazos, como si fuera un
amateur frente a un novato entusiasta.
¿Qué? Vamos, no bromees, realmente no es tan
duro ¿O sí?
Quisiera decirte lo que quieres escuchar pero
te lo digo por tu propio bien – Le mire seriamente, pensando en las adversidades
de la ciudad estruendosa – No es para nada fácil, tienes que dar el 100% de ti,
todos los días, no confiarte de nadie, tienes que ser súper precavido y hay más
– Fui diciendo mientras contaba con mis dedos todos los inconvenientes que
traía vivir en la ciudad – El problema de los trabajos en la gran ciudad, es el
hecho que el que te lo vaya a dar tendrá pensado en estafarte y/o a
sobreexplotarte, entonces uno nunca termina enterándose de si de verdad tomar
el trabajo o no, pues hay pro y contras por si te llegan a ascender y…
Oye, Te creció bastante las púas ¿No? - Me interrumpió tomando de mis púas sin
permiso.
Ey, ¿Me estas escuchando? – Que molesto, sobre
todo porque me incomodaba que tocara mi melena – Vamos, si piensas ir a la
ciudad tienes que ir preparado.
¿Entonces crees que puedo ir a la ciudad?
Ya te lo había dicho ¿No? Tienes espíritu,
iniciativa y sobre todo determinación – Al escuchar mis palabras mostro un gran
semblante, le animaba escuchar esas palabras.
¡Gracias! ¡De verdad! – Se inclinó tomando su
pecho con su mano.
Vamos no es para tanto, no tienes que…
¡No! De verdad, mis amigos Tails y Knuckles
siempre me animan diciéndome que puedo lograrlo, pero viniendo de alguien que
si ha ido a la ciudad me llena de ánimos, pues… Siempre escucho lo contrario de
mi tío y… Creo que lo dejo influirme – Podía verme en sus ojos, era como yo
hace años, solo que yo podía hacer que a él le fuera mejor que a mi.
No te subestimes a ti mismo y no dejes que
nadie ni siquiera tu tío quite esas esperanzas en ti, Sonic – Él me miro como
si fuera todo un erudito y asintió con la cabeza sonriendo con confianza –
Espero que cuando logres llegar a trabajar en la ciudad seas todo un
diplomático. Pero por ahora, céntrate en la tierra y prepárate para lo que te
espera – Me di la vuelta y abrí la puerta para salir de la habitación.
Eh, ¿Ya te marchas? – Me detuve antes de
salir. Claro, no podría estar en el pueblo todo el día, sin embargo el que me
viese de noche tendría que darle una buena cuartada de mi ausencia en el día -
¿Te vas a la ciudad?
Me quedare durante un tiempo en el pueblo,
pero… Estaré haciendo viajes a la ciudad por tren, así que probablemente este
por la noche en el pueblo – Era la mejor treta que se me ocurría en ese
momento, sonreí nervioso mostrando un tono de voz flaquean te.
¡Genial! Entonces te veré luego – Al escuchar
su afirmación de que se había creído mi cuartada fui marchando - ¡Ah! Y Silver
– Voltee una vez más, aun nervioso porque se me hiciera tarde – A pesar de que
me adviertas mucho de los peligros de la ciudad, eres muy blando como para ser
un gran sobreviviente de la metrópolis.
¡Pues claro! Como a ti no te han masticado y
escupido durante cinco años de tu vida en un empleo de mierda, no sabes lo que
es estar acojonado de que te despidan en cualquier momento, ¡Idiota! –
Sintiéndome insultado, le regañe señalándole con mi dedo por su atrevimiento,
pero el tan solo se rio de mi respuesta. Sin más, me fui con fuertes zancadas,
de la casa y de ahí fui hacia las partes más solitarias del pueblo.
Ya iba haciéndose tarde, todas las casas
tenían las luces apagadas, ni las tabernas con más clientela en la madrugada
estaban trabajando. Estaba esperando sentado en la fuente de la plaza, atento
de cualquier persona que se sintiese curiosa por saber qué hacía a esa horas
solo en ese lugar, trataba de ocúltame en la oscuridad, pero no hiso falta,
pues nadie llego a aparecerse, excepto un erizo oscuro de ojos verdes.
¿Ya resolviste tus asuntos? – Pregunto
Mephiles, revisando el reloj de bolsillo que le obsequie.
Si – Me levante, rascándome la nuca pensativo
- ¿Nos vamos?
Así es, al bosque, vamos – Comenzó a caminar y
yo fui con una buena distancia tras de él, totalmente silencioso.
La luz de la luna se iba ocultando por las
nubes y los árboles que se cernían sobre nosotros, apenas divisando lo que
había en el camino, tropezando con cada raíz y piedra pero aun así manteniendo
el equilibrio y no perderle el paso a Mephiles. Un sendero de piedras oscuras
se fue mostrando mientras más nos adentrábamos en el bosque, entonces fue
cuando mi acompañante titubeo por primera vez en nuestra caminata, se tomó de
la frente y se tuvo que sostener de un árbol pues sentía perder el equilibrio.
Mephiles ¿Estas bien? – Le sostuve del brazo,
esperando que no se callera al suelo.
Sí, estoy bien… Estoy empezando a recordar… Uf
– Dio un pequeño esfuerzo para continuar caminando, pero aun así estuve
sosteniéndole el brazo para que no se tropezara – Recuerdo… Recuerdo que de
pequeño yo recorría este camino – Observo el camino de rocas, perdiendo su
vista en el sendero que formaba este – Piedras volcánicas… Me llevaran a casa.
Continuamos así durante un rato más, hasta
encontrar un enorme tronco hueco de un árbol muerto, instintivamente me adentre
ahí junto con Mephiles. Dentro de ese árbol muerto había trapos viejos y destrozados,
botellas selladas con sustancias sospechosas y entre otros artilugios antiguos
que no reconocía, podría decirse que todas esas cosas eran materiales para
practicar con la magia básica.
Ayúdame a sentarme – Pidió Mephiles, siéndole
muy difícil mantenerse en pie. Lo ayude y una vez sentado se sostuvo la cabeza
como si estuviera pasando por una terrible jaqueca.
Déjame ver, aguanta – Trate de acercarme a él
para poder ver sus recuerdos pero entonces me detuvo, empujándome levemente en
el pecho – Quiero ayudarte.
No, no puedes gastar más magia… Ah, tengo que…
Resistir ¡Arh! – Se recostó sobre el tronco viejo y trato de mantenerse consiente
– Recuerdo… Que aquí venía a aprender magia con alguien… Ouh – Mientras más se esforzaba
más fuerte era el dolor en su cabeza, le sostuve la mano con fuerza y el la
sintió apretando la mía pero con mucha más fuerza, sentía que podría romperme
los dedos.
¡Ah! ¡Vamos!... Mmmrrrhh ¡Tú puedes! – Dije
para animarlo, pero más bien esos ánimos iban para mí.
Yo quería aprender a hacer medicinas,
pociones, para curar a las personas del pueblo, como lo hacía mi maestro,
estaba fascinado por como el brindaba esperanza y calma a todas esas personas, yo
quería hacer lo mismo, entonces… Entonces… - Podía escuchar como sus molares
rechinaban por como los apretaba, al igual que mi mano, tuve que liberarla y
sostener mi mano buena en su rostro.
¡Vamos, Mephiles! Mírame – Le palmee el
rostro, él reacciono y me lanzo una mirada adolorida, estaba pasándola mal, tenía
que ayudarlo – Mephiles, no tengas miedo, ya no lo vas a olvidar, solo deja que
pase, deja que el recuerdo llegue – Le acaricie sus púas y su mejilla, viéndolo
totalmente preocupado. Su rostro se fue relajando, estaba calmándose y así su
dolor fue disminuyendo – Lo recordaras…
Cerró sus ojos y pareció que cayó sumido en un
sueño, pero no duro mucho y empezó a moverse con fatiga antes de despertarse
nuevamente. Mostro una sonrisa agotada y se terminó de sentar, tomando mi mano
que aún estaba en su mejilla acariciándolo, la retire a penas sentí su mano y
voltee a otro lado apenado.
Gracias – Se acercó a mí acariciando su nariz
en mi mejilla. Diablos, se aprovechaba de mi nobleza, sobre todo porque se
comportaba adorable – Pude recordarlo… - Decía suavemente mientras movía su hocico
en mi mejilla enrojecida por la vergüenza, apartándose luego para verme a los
ojos.
Me alegra… - Viéndole más calmado, sonreí
sonrojado – Entonces ¿Qué vistes? – Su rostro se cambió a uno serio, echo una
mirada al lugar y sus ojos se iluminaron con añoranza.
Fue aquí… Donde pase parte de mi infancia – En
aquel viejo árbol muerto había espacio suficiente para que dos personas se
movieran con libertad, pero a Mephiles parecía que le hacía sentir que era más
pequeño de lo que recordaba – Mis viejas pociones… - Tomo unas de las botellas
selladas y las observo detalladamente – Mis cadenas y collares… Todo está aquí…
Como si el tiempo se hubiera detenido…
Me parecía algo triste, pues ese lugar se veía
deprimente, pero no dije nada, dejaba que él me contara todo.
No puedo recordar su nombre… Pero si pude ver
su rostro – Coloco su mano en la madera del tronco y este empezó a grujir,
formando una línea la cual dibujo el rostro de un echidna anciano – Él me enseño
todo lo que sé. Siempre me sentí en deuda con él y siempre trate de estudiar
más, de aprender más rápido y así devolverle de alguna manera todo lo que había
hecho por mí… Pero tan solo era un chiquillo imprudente que experimentaba con
pociones y hechizos – Termino diciendo con una pequeña risa. Tomo una de las
telas en el suelo, revelando una alfombra de piel desgastada – Aquí me enseñaba
a enfocar la magia para poder formar pentagramas.
¿Qué le paso?
Lamentablemente aun no puedo recordarlo… Solo
sé que era un amigo de mi padre… Sabes, vine a este lugar tan solo porque en el
libro de estudio mostraba un lugar más o menos como este, pude ver un enorme
árbol, el cual es este… Ahora se ve como si un rayo le hubiera caído encima –
Comento, volviendo a dejar el trapo en el suelo. Salió de aquel sitio
observando los árboles que ocultaba ese lugar de la vista de cualquier
merodeador, salí tras él y me quede a su lado viendo lo que él observaba – No
hay nada más que recuerde, pero tengo que decir que si pude recordar más que la
otra vez.
¿Cómo qué? – Me miro tan solo un rato antes de
ver sus manos y que estas desprendieran pequeñas luces tenues que se dirigieron
al sendero de piedras.
Mi madre y mi maestro siempre me dijeron que
este camino me llevaría a casa… Se referían a nuestro pequeño refugio donde
nadie que no tuviera magia pudiera venir, era un sitio solo para nosotros… -
Las luces fueron introduciéndose en cada piedra desintegrándola al momento,
volviéndolo solo polvo – Me alegra haberlo recordado… - Le sonreí pero él tenía
una mirada triste, a pesar de ello – Es una pena que tenga que hacer esto… -
Creo más de esas luces y estas fueron a aquel viejo árbol muerto, provocando un
fuego azul al contacto con este, destruyéndolo todo.
¿Qué haces? – Dije aun sin entender que hacía.
Esto no debería de existir, ya no más… - Las
llamas azules consumían el tronco sin provocar humo, tan solo pequeñas chispas
azules y verdosas – No queda nadie que haya habitado este lugar, solo yo.
¿Y eso no importa? Tienes muchos recuerdos en
este lugar ¿Por qué los destruyes? No lo volverás a ver jamás – Sentía una
impotencia, quería apagar las llamas, no quería que ese lugar fuera destruido.
No importa si no lo vuelvo a ver, Silver. Tenías
razón, no lo volveré a olvidar y con eso me basta – Dijo con una sonrisa en su
rostro. No quería retractarme ¿Pero si llegara a olvidarlo? ¿Cómo haría para
recordarlo?
Pero… No puedes destruirlo, significa mucho
para ti…
Lo sé, pero ya no debe existir, no hay nada en
este lugar que le dé una razón su existencia. Yo ya estoy muerto, no habrá
nadie más que recuerde este lugar…
¡Pero yo sí! – Le interrumpí, molesto por sus
acciones y por todo lo que decía – Aun que tu estés muerto, aunque este lugar
solo sea un recuerdo para ti, puede que sea importante para mi… - Él se quedó
callado, viéndome con impresión, queriendo decirme algo, pero no hallaba las
palabras – Tu… Tú existes… Tus estas aquí… ¿Eso no importa? Yo te recordare
como a este lugar pero… Es doloroso cuando algo deja de existir…
Silver… - Palmeo mi cabeza, viéndome como a un
padre a su hijo que no sabe de la vida – No sabía que eras así de apegado – Le
mire, siendo delatado por mis palabras, pero aun así estaba molesto – Te diré
algo. Las cosas materiales son reemplazables, en algún momento dejara de existir,
al igual que el cuerpo, pero el alma es algo eterno, aunque yo ya no esté en
este mundo seguiré de alguna manera aquí– Ya las llamas habían terminado de
consumir el árbol y con eso las ultimas chipas se terminaron de desaparecer en
el aire - ¿Qué fue lo que perdiste, Silver? – De alguna manera sabia como me
sentía, pero no era lo suficientemente sutil para ponerme de buen humor así de
sencillo. No respondí, desviando mi mirada aun molesto – Vayámonos…
Hola a todos, esta vez subí el siguiente capitulo mas rápido ¿No? La verdad es que ya tengo preparado como 3 o 4 capítulos más, los subiré con mas frecuencia pero sin dibujos :'3 Sorry. Por ahora estoy en temporada de exámenes y apenas termine, subiré los dibujos que tengo a medio hacer.
Así que les tengo un trato... Según tenga mas visitas a mis capítulos tomare la petición del primer comentario para dibujar un momento que les haya gustado del capitulo =w= cual sea, sin miedo y sin pena, tratare de hacerlo a digital o en tal caso al tradicional y lo subiré en cada siguiente capitulo. Si les parece bien o tienen una mejor forma de trabajar en esto para que todos nos entretengamos aceptare sugerencias nwn
¡Por favor, compartan el capitulo a los conocidos que les interese este tipo de fanfics!
Saludos nwn
P.D: Este capitulo fue editado el 28/12/18 por ciertos ajustes de la historia uwu espero su comprensión.