miércoles, 7 de noviembre de 2018

Haciendo memoria


 Dormí durante todo ese día y a la mañana siguiente desperté lleno de energía, tenía entusiasmo para pintar. Ya había pintado más de cuatro lienzos en blanco y terminado dos antiguos, estaba inspirado. Mephiles continuaba leyendo libros por montón, en cambio yo, no quería volver a tocar uno durante un tiempo.

 Aaahh… Que hermoso es ese sonido…

 ¿Cuál? – Pregunto Mephiles terminando de cerrar otro libro.

 El que había hace rato… El silencio – Sonreí agraciado, terminando los últimos toques de la pintura que había empezado a pintar cuando llegue al pueblo – Dentro de ese libro cada sonido me perturbaba, en cualquier momento pensaba que algún monstruo saltaría de la nada.

 Mire uno de los retratos que hice a uno de esos monstruos, no parecía ser uno real, pues, el delineado y el sombreado pareciera ser un estilo de pintura china pero realmente así se veían los monstruos, y les temía más que nada, por poco uno devoro mi pierna, convirtiéndola en papel y garabatos.

 ¿Has entrado en ese libro?

 Cuando estaba vivo no tuve la suerte que tú, y ahora muerto no puedo entrar en este – Se levantó, queriendo ver todas las pinturas acabadas, observando cada una con cuidado – Me gusta como pintas… ¡Oh! Esta es interesante – Tomo la del Monstruos y la vio con mucha impresión – Lo pintaste con un estilo asiático, me encanta.

 Me gusta escuchar esa clase de halagos, pero realmente así se ven los monstruos dentro del libro – Le corregí, viéndole con una sonrisa de medio lado – Que tal… Si lo intentas una vez más y pintas algo que te guste – Me miro por un rato, inseguro de hacerlo. Asentí, con plena confianza de que él lo lograría esta vez.

 Está bien – Aun inseguro, monto su propio lienzo y sus materiales para pintar. Se quedó mirando en silencio el fondo blanco y luego empezó a trazar.

 Estaba tan emocionado, el tiempo había pasado rápidamente y aun no veía la hora de continuar hasta terminar lo que plasmaba en mi pintura. Mephiles no tenía idea de porque estaba usando tantos colores oscuros y grises, la razón era porque estaba pintando la estatua del pueblo, llenándola de bellas flores y enredaderas que salían de una enorme y hermosa flor en la palma de sus manos, ya había terminado y no podía estar más satisfecho con el resultado. Quise acercarme y ver su pintura, pero de inmediato me detuvo estando unos pasos cerca.

 Espera a que termine – Dijo sin más, continuando rápidamente.

 Jejeje, está bien, tomate tu tiempo.

 Cuando pintaba, su rostro mostraba facciones tan vivas, tan emotivas; un ceño, una sonrisa, una mueca, era gracioso, no creía que podría mostrarse tan divertido al pintar y eso me encantaba. Como hubiera querido que mis padres mostraran la misma emoción que yo cuando me sumergía en el arte, en cambio, solo me miraban como si estuviera perdiendo el tiempo.

 Ya está – Sonrió viéndome convencido de que esta vez me encantaría su pintura – Puedes verlo – Se apartó de la pintura, esperando ver mi reacción emocionado. Me acerque y observe el lienzo, lleno de hermosos colores por todos lados…

 Colores pasteles – Por un momento pensé que era algo infantil, pero recordé el primer día en que llegue aquí. Todos esos bocadillos, postres y caramelos, con esos brillantes colores de la pintura, podrían provocarle un gran antojo a cualquiera, era una asombrosa pintura y sabrosa, no sé cómo podía capturar tanta esencia, parecía que esos caramelos y gomitas podrían salir de la pintura rebotando - ¡Es increíble! ¡Me encanta!

 ¿En serio? – Pregunto entusiasmado, viendo con mucha emoción mi rostro - ¿De verdad te gusta?

 Si lo viera en una subasta o en la calle lo compraría de inmediato ¡Pondría casi todo mi dinero por tenerlo! – Quería tocarlo, pero la pintura estaba fresca, era tan grandiosa que tenía que ver cómo es que él lo había logrado – Creo que lo terminaste muy rápido para semejante arte que tienes aquí.

 Soy muy rápido en varias cosas, esto no es una excepción – Le mire con asombro… Pero ciertamente me daba envidia que alguien con tan solo intentarlo, lograba algo tan bueno en tan poco tiempo – No pienses eso… - Arrugue el entrecejo y comprendí rápidamente.

 ¿Leíste mi mente? – Molesto le mire con rabia, ¿Acaso necesitaba la magia para protegerme de eso también?

 No malinterpretes, lo hice porque veo que no estás muy contento a pesar de lo que dices – Me miro preocupado. No tenía que haberlo hecho, pero aun así se molestó en hacerlo – No tengas envidia hacia los muertos, menos por un único talento. Tú tienes más talento que nadie, fue apenas hace cuatro días que supiste que tenías magia y ahora sabes controlarla.

 Eso fue por el libro de doble…

 ¡Eso no tiene nada que ver! ¡Sobreviviste! Cientos han muerto intentando desarrollar su magia y tú pudiste… ¡En tan solo un año! Escuche que él que creo ese libro tardo más de siete años en poder salir, eso demuestra que eres un prodigio de la magia y de cualquier cosa que te propongas – Mi rostro se tornó rojo, nunca nadie había dicho cosas así sobre mí. Limpie unas gotitas escurridizas en mis ojos con muy poca disimulación, me mordí la lengua tratando de evitar una fuente de lágrimas salieran por mis ojos.

 ¿Por qué?... ¿Por qué dices cosas tan buenas sobre mí? No… No lo merezco… - Mi voz temblaba, tenía que agarrar coraje y hablar fuerte y claro, no había pasado por obstáculos mortales y bestias de lienzo para titubear al hablar con Mephiles - ¡Muchas graciaAas! – Desafine de manera ridícula al agradecer con ese grito, ahora mis manos temblaban como si fueran hojas marchitas en una tormenta. Escuche una pequeña risita viniendo de él, pero luego rio más fuerte.

 Jajajajaja, no tenías que ponerte tan nervioso, solo dije la verdad, jajaja – Se cubrió la boca con su mano sutilmente, como si tratara de ocultar la risa.

 ¡Va-vamos! No te rías – Tartamudeé y él tan solo seguía riéndose – Si, vamos, ríete bastante… - Menee mi dedo disimuladamente, provocando que la pintura de su tablilla saliera volada hacia su rostro, pero no pude controlar la cantidad, que incluso la pintura de mi tablilla salió disparada y fue incrementada, pintándolo por completo - ¡Ah! ¡Perdona! – Escupió parte de la pintura que tuvo la oportunidad de entrar en su boca antes de reírse un poco más.

 Jajajaja, eres un berrinchudo – Se limpió así de fácil como se ensucio, pasándose su mano de una sola pasada por todo su cuerpo – Pero te falta más práctica de la que crees – Limpio su mano sobre mi rostro llenándome de pintura, soltando unas risotadas para finalizar – Espero que te guste mi nueva obra, no es mejor que la tuya, pero es historia vieja.

 ¡Tonto! – No sabía cómo lo había hecho, pero lo intente y pude hacer lo mismo que él, retirándome la pintura de mi rostro – Ja… Jaja… JAJAJAJAJA – Con su suerte había logrado hacerme reír, volviendo a recuperar la calma. Continuaba riéndome y él se juntó en mis carcajadas, riendo al unísono un poco más antes de que mis mejillas me dolieran – Jaja… Aaaww, me hacía falta un poco de esto.

 Puede que a mí también – Se peinó las púas hacia atrás, suspirando fuertemente para recuperar el habla - ¿Quieres que te regale la pintura?

 Oh Mephiles, no podría – Lo quería pero era su primera obra maestra.

 Insisto, fue gracias a tu fe en mí y tu apoyo – Sonrió con carisma, estrechándome la mano – Muchas gracias.

 No, no, que va, gracias a ti – Tantos modales me mareaba, pero ya no podría parar, no había llegado a este nivel con Mephiles, no quería que todo se arruinara. Aun así nos miramos fastidiados de toda esa empalagases y dejamos de estrecharnos la mano - ¿Quieres ver mi pintura?

 Por supuesto – Nos acercamos a mi cabestrillo y le hice una introducción con mis manos a mi pintura acabada.

 Una de mis mejores obras. ¿Qué opinas? – La mirada de Mephiles se ilumino a ver mi arte. También tenía la misma emoción que yo al ver la suya.

 Es hermoso ¿Es la estatua del pueblo? – Asentí a su pregunta y él me vio impresionado – Es increíble, tienes buena memoria fotográfica para dibujarla tan bien… Aun que se ve diferente, tiene algo… - Reí por lo bajo, tenía que fijar más su mirada para ver el emboscado que había pintado en ella – Me parece familiar…

 Bueno, realmente se me ocurrió por una imagen que salió en el primer libro que leí, unas personas estaban mostrando el diseño de cómo iba a ser la estatua del pueblo y yo… - Mephiles se tambaleo un poco, por un momento pensé que se iba a caer pero volvió a erguirse llevándose su mano rápidamente a su rostro - ¡Mephiles! ¿Estás bien? ¿Te sientes bien?

 Me duele… Me duele – Dijo aun impresionado. Al parecer volvía a experimentar dolor después de bastante tiempo – Me duele la cabeza… Me da vueltas – Le ayude a sentarse en un sofá, comenzaba a preocuparme como su mirada se iba y venía, parecía que en cualquier momento se desmayaría.

 Mephiles ¿Es normal que te pase esto?

 ¡No! – Ahora sostenía su cabeza con ambas manos, como si estuviera a punto de explotar – Me empezó a doler cuando trate de recordar… - Abrió sus ojos, viendo una vez más mi pintura y como si eso fuese la chispa en la mecha, empezó a gruñir y a apretarse más la frente – Yo… Creo que estoy recordando…

 ¿¡Estas recordando!? ¿Qué cosa? Dime antes de que se te vaya – Lo sostuve, tratando de darle aliento para que soportará el dolor.

 No puedo ¡Ah! Es difícil. Son muchas imágenes, todas pasan rápidamente, no puedo – No lo iba a conseguir tenía que hacer algo, pero no era muy bueno bajo presión. Me puse de cuclillas frente a él, tomándole de las manos para que reaccionara.

 Vamos, descríbemelo, no lo pierdas, tu puedes – Estaba empezando a agitarse, pero cuando sintió mis manos las sujeto con fuerza y acerco su frente contra la mía.

Todo quedo oscuro por un momento, pero luego escuche su voz.

 ¿Lo ves? ¿Ves lo que veo? – Su voz se escuchaba distante y resonaba en toda mi cabeza, pero ahí estaba. Entonces pude ver lo que él veía.

 Había un chico pequeño, un erizo oscuro con betas verdes, ¡Era Mephiles! El niño jugaba con una rama en una enorme fuente llena de orquídeas acuáticas, al parecer trataba de atrapar una rana, el niño aparentaba tener tan solo seis años de edad. Su madre era una eriza de color ceniza, volviéndose azul cristal en las puntas de sus largas púas se encontraba cuidando de su hijo con ternura, hasta que empezó a reírse por algo que no entendía…

 Mi pequeño, que hábil y talentoso es mi pequeño – Alago, aplaudiéndole a su niño.

 Voltee a ver al pequeño erizo y quede atónito con lo que tenía entre sus manos, llevaba una rana blanca de ojos rojos, muerta, flotando como si estuviera en agua, entre sus manos. Ese niño… Su mirada… Era inexpresiva, parecía más un muñeco que una persona, efectivamente tenía que ser Mephiles.

 Ven aquí mi pequeño – Abrió sus brazos para recibir a su hijo en una abrazo – Prométele a mami que este será nuestro secreto, no se lo puedes decir a nadie que no sea de tu familia – El niño asintió varias veces sin hacer algún sonido, cerro sus ojos lentamente y cayo dormido ante los brazos de su madre.

 Volví a la habitación, me encontraba un poco mareado, todo me daba vuelta, caí hacia atrás en el suelo, mientras poco a poco todo volvía en sí. Cuando pude levantarme, vi a Mephiles igual de mal, tumbado en el suelo, no muy elegantemente que digamos, estaba boca abajo con la cara contra el suelo y con el coxis levantado, se había caído del asiento hacia adelante…

 ¿Mephiles? – Lo ayude a sentarse y él con pocas fuerzas se apoyó de mi - ¿Cómo te sientes?

 Ugh… Tengo ganas de… *Eructo* Vomitar – Se froto la panza y me miro con lamento aun sin recobrar el bienestar - ¿Pudiste verlo?

 Si, era un recuero de tu niñez ¿No?

 Exacto. Realmente no lo recordaba hasta ahora – Finalmente pudo levantarse conmigo. Estando estables, nos quedamos callados por unos instantes, él tenía más cosas que recopilar que yo pero esperaba que mis sospechas coincidieran con las de él – ¿Tu pudiste verla?... ¿A mi madre?

 Si… Pero… Ya la había visto antes… - Mephiles alzo su mirada sin comprender – Es por eso… Que pudiste recordarla – Me acerque a la pintura, llevándole para que la viera una vez más, él reacciono con miedo, no deseaba experimentar lo de hace rato, pero estaba seguro que no ocurriría de igual modo. Apunte a la estatua de mi pintura y él la vio con vacilación – Ella… Ella es tu madre – Deje mi dedo apuntando a la pintura mientras miraba con seriedad a Mephiles.

 …¿Qué?…

 Que… Que… ¡ES TU MADRE! ¡LA DE LA ESTATUA! ¡POR ESO LA RECORDASTES!

 ¡Ahh! La mujer de la estatua… ¿Es mi madre? – Se acercó más a observar la pintura, y sus ojos se abrieron más y pudo disolver esa gran interrogante – Es mi madre… Ya… Ya no la recordaba – Tapo su boca impresionado aun.

 Si… Lo que no llego a entender, es que es la misma estatua que se encuentra en el pueblo. Ya la has visto, ¿Por qué ahora fue diferente? ¿Por qué no lo habías recordado antes? – Me puse a pensar pero Mephiles me saco de dudas en el instante.

 Son por las flores… Las flores que florecen desde sus manos hasta… La fuente – Se llevó sus dedos a su mentón, analizándolo bien lo que iba a decir – Recuerdo que esa fuente siempre estuvo llena de enredaderas y de orquídeas de agua. Aunque tu pintura no es lo suficientemente exacta, representa lo que fue hace mucho tiempo esa fuente, cuando estaba vivo… Creo que esa es la razón más lógica – Me quede callado, realmente estaba impresionado por su análisis, y yo que lo tomaba por una persona lenta.

 Eso es bueno saberlo… Puede que entonces haya cosas en él pueblo, o incluso en esta mansión, que han cambiado y que puede representar un recuerdo de tu pasado, ¡Solo hay que descifrar la manera en cómo se veían  antes y así podrás recordarlas!

 Pero ninguno de los dos sabe cómo se veían antes. Y antes de que te tomes las molestias, son infinitas las formas en las que se pudo ver un objeto o un lugar antes de que yo muriera – Me había vuelto a la cruda realidad. Desanimado agache mi cabeza con mis orejitas, suspirando con desanimo – Pero… Si… Es bueno saber que puedo recordar dependiendo de algo que se relacione a mi pasado. Aun si no podemos intentar todas las formas posibles de combinaciones, podemos formar algoritmos que puedan dar un resultado positivo a mi falta de memoria – Todo lo estaba analizando de manera muy rápida, demasiado, mi cabeza me empezaba a doler de tanto pensar – Puede que incluso haya pistas de cómo era todo este pueblo antes de mi muerte – Añadió aun pensando mientras mis neuronas explotaban como palomitas de maíz - ¿En dónde crees que pueda haber una pista, Silver?

 Casi me desmaye, caí a los pies de Mephiles sin poder escuchar más sus palabras, tan solo ecos lejanos, realmente me encontraba tan mal que podría perder la conciencia; hice un mayor esfuerzo y me mantuve despierto, pero apenas todo volvió en mí, note que ya Mephiles me había cargado a la cama.

 Estas muy caliente, puede que te hayas esforzado usando magia – Estaba acostado en su regazo, apenas me di cuenta me levante bruscamente. Él reacciono igual de asustado que yo, alzando sus manos como si le estuviera apuntando con un arma.

 No hice nada – A pesar de que ambos nos encontrábamos nerviosos él estaba preocupado por mi estado, lo mostraba en su tono de voz y su mirada – Necesitas calmarte, puede que hayas usado magia sin haberlo notado. Al usar esa conexión de imágenes puede que te hayas esforzado para poder ver y oír con claridad mi recuerdo, teniendo que usar parte de tu magia.

 Lo que decía tenía sentido, pero aún me encontraba alterado, necesitaba un minuto para tomar un respiro. Hice una señal con mi mano, pidiendo que guardara silencio, respire profundamente, exhalando todo el aire de mis pulmones, mi pulso aún era muy rápido, me sostuve el pecho tratando de controlar la regulación de mis latidos a unos más regulares y lentos.
 Ya recuperaba la calma, entonces trate de pensar en todo lo que Mephiles me había dicho.

 Perdona… No creí que estaría tan mal… - Voltee a verle y el me miraba atentamente, esperando una idea – Realmente no tengo idea de donde podría haber una pista… - Por algún motivo se me olvidaba algo, faltaba algo en este rompecabezas - ¿No recuerdas algo más? ¿Cualquier pequeño detalle de ese recuerdo?

 No. Solo lo que vistes, recuerdo a mi madre y la fuente, nada más por ahora – No tuve que pensar mucho, había algo que yo sabía de su recuerdo.

 Mephiles, antes te había dicho que había visto la estatua, no solo en el pueblo. En el primer libro vi unas imágenes donde unos aldeanos discutían sobre la construcción de la estatua, uno de ellos era el esposo de tu madre, el cual debe de ser tu padre.

 Entonces tenía un padre… Pero eso no me dice mucho.

 Hay más. Tu padre fue unos de los primeros en llegar a este lugar con tu familia, sospecho que fue uno de los colonizadores de este lugar – Termine de informarle pero no pareció haberle traído otro recuerdo. Se quedó callado, trataba de buscar algún recuerdo de él, pero fue en vano.

 Dices… ¿Que vistes todo eso en el libro de estudio? – Afirme, pero el mostro un rostro más confundido, había algo que no encajaba en su mente – Lo veré por mí mismo, quédate aquí mientras.

 Iré contigo – Iba tras él pero inmediatamente se volvió y me sostuvo de los hombros con fuerza, llevándome rápidamente a la cama, sentándome bruscamente - ¡Ah! Meph…

 Quédate aquí – Me apretaba fuertemente, viéndome con mucha seriedad, mostrando lo muy hostigado que estaba – No vayas a desobedecer… Si no haces caso… No creo poder ser tan paciente – Y así, se giró y salió de la habitación atravesando la puerta.

 Me frote los brazos. A pesar de no hacerme grave daño, me dolían, pero aun así me sentía con tranquilidad, después de tanto lio, había conseguido hacer que Mephiles recordara algo de su pasado y de seguro él iría a conseguir más pistas de aquel enorme libro.
  El cuarto se encontraba en completo desorden, con todas las pinturas, en sus cabestrillos y en el suelo, los pinceles y frascos de pintura regados por las mesillas, y la pintura que nos lanzamos Mephiles y yo en nuestra pequeña disputa.
 Quería ordenar todo el lugar para cuando volviera Mephiles, pero apenas me levante de la cama, todos los objetos empezaron a moverse por sí solos. Me hubiera impresionado más si hubiera olvidado por completo que la mansión movía las cosas por si solas. Las pinturas ya secas fueron ordenadas en forma de domino en mi cajón de pinturas, los frascos fueron llenados por las pinturas esparcidas por el suelo, los pinceles y brochas fueron lavados en los vasos y devueltos en sus estuches, y las dos últimas pinturas frescas fueron colocadas juntos con cabestrillos a una esquina.
 No pude hacer nada, todo ya estaba hecho, entonces me volví a sentar sin más remedio que holgazanear, que lamentable era que en ese momento deseaba hacer algo… Me eche en la cama, viendo el alto techo sin saber que más hacer, nuevamente estaba aburrido y no tenía ánimos ni de leer ni de pintar ¿Qué más podría hacer? No quería meterme en más aprietos, de seguro Mephiles me mataría, o más bien… Abusaría de mí.
 Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo de pensarlo, sus manos sobre las mías sosteniéndome fuertemente, su profunda voz cerca de mi oreja, riéndose de mí, su cuerpo caliente contra el mío… ¿¡En qué diablos estaba pensando!? ¡Esas cosas eran totalmente indebidas! No por el hecho de que fuese pecaminoso, yo me consideraba gay desde hace mucho tiempo, era por el hecho de que solo estaba siendo tentado por la carne, no debía de ser así, yo lo había aprendido hace mucho tiempo. Me palmee fuertemente mis mejillas, haciéndome reaccionar de mis pensamientos.
 Tome una almohada y la puse sobre mi cara, queriendo asfixiarme a mí mismo, pero realmente solo trataba de hacer desaparecer una extraña sensación en mi cuerpo, esa vieja extraña sensación…
 Grite bajo la almohada, con todas mis fuerzas, se sentía bien gritar. Tener que aguantar tanto estrés era malo para la salud, es bueno de vez en cuando tener que drenar toda esa molestia de una manera saludable… Me preguntaba si esa era la razón por la cual Mephiles trataba de des-estresarse conmigo y mi cuerpo.
 Me imaginaba que se sentiría estar en los zapatos de Mephiles, podría ser muy deprimente tan solo la idea de saber que estaba muerto pero sin descanso. Por un rincón de mi mente se me pasaba la idea de ser más condescendiente con mi querido maestro y anfitrión, pero tan solo la idea de que él se llegara a sobrepasarse, me preocupaba. Descarte la idea, otra vez… Antes él tendría que demostrarme que podría auto controlarse.
 Como ya no había oficio que hacer ni pasatiempo que elaborar, me dispuse a improvisar con mi magia, tan solo pequeñas cosas, ya había gastado algo de magia con las visiones. Aun acostado, moví mis manos lentamente delante de mí, fluidamente, como si fuesen humo, entonces pude convocar un pentagrama; inmediatamente cambie el fluir de mis manos a uno errático, provocando que el pentagrama opaco cambiara a un blanco azulado, este se elevó mucho más arriba y se desintegro por toda la habitación, provocando una suave nevada.

 Jajajaja – Los pequeños copos de nieve fueron cayendo sobre mí y todas las cosas en la habitación, llenándose de una bella escarcha. Tuve que sacudirme toda la nieve, agitando todo mi cuerpo como lo aria un perro.

 A pesar de lo encantador que se veía el cuarto, empezaba a agarrar frio y no deseaba pescar una gripe, para nada. Volví a invocar otro pentagrama y esta vez forme garras con mis manos, cambiando el color del pentagrama en un rojo vino tinto, provocando que en toda la habitación la escarcha y el hielo se derritieran rápidamente. Ahora había mucho calor, de inmediato hice desaparecer el pentagrama bajando mis manos.
 A pesar de no haber hecho más que provocar frio y calor era agotador usar magia.
 Volví a crear otro pentagrama pero esta vez, intentaría otra cosa, iba a tratar de hacer un hechizo al azar, extendí mis dedos índice y pulgar y empecé a mover mis manos en círculos, entonces el pentagrama cambio a un triángulo de color azul y de este salió disparado una línea de luz delgada, la cual choco contra la esquina del techo, explotando eminentemente, destrozando toda la zona. Me lleve un gran susto, pero no me hice ningún daño, pero casi todo el techo estaba destrozado, pude ver lo que había tras todos estos tablones, estaban esos colores pasteles que había visto antes, pero de inmediato los tablones y bloques volvieron a reconstruirte, dejando todo como estaba.

 Wooow – Que peligroso era ese hechizo y de seguro consumía mucha magia. Aun así continúe…

 Cree otro pentagrama triangular e hice volar una estantería en mil pedazos, jajajaja, ¡Que divertido era! Dispare un mueble y todas sus resorteras y telas con algodón salieron volando por los aires, era demasiado entretenido, seguido, dispare un escritorio y ¡Pum! Quedo chamuscado.

 Jajajaja, toma, toma – Me sentía como un chiquillo, lo estaba destruyendo todo a mi alrededor sin ningún remordimiento, porque todo volvía a restaurarse - ¡Explota! ¡Explota! –Tome distancia de la cama y esta vez recargue bastante el hechizo para poder hacerla volar por completo. Al disparar el rayo de luz este salió mucho más fino pero hizo una enorme explosión, mucho más grande que las anteriores, destruyendo por completo la enorme cama - ¡Jojojo! Geniaaaaaaall… - Me senté en el suelo observando todo el fuego saliendo de los restos de la cama, había gastado bastante magia y me encontraba cansado, pero tenía que llevar mis limites más lejos – Va… Mos, ¡Vamos!

 Ahora trataba de disparar rayos con menos potencia, estos por algún motivo tenía un haz de luz más grande que el de uno potente, lo estaba disparando por todos lados de la habitación, terminando solo chamuscando el exterior de cada mueble.

 Ya llegue, no te has metido en…

 ¡CUIDADO! – Mephiles había salido de la nada, había disparado un rayo a su dirección y lamentablemente no pudo esquivarlo. Mephiles estallo en mil pedazos por todo el lugar, no había quedado nada de él - ¡¡AAAAHHH!! ¡MEPHILES! – Corrí donde todos los trozos de pegote y trate de juntarlos - ¡Oh, Mephiles! Lo siento, lo siento, lo siento, lo sientooooo – Unas pequeñas lagrimitas salían de mis ojos.

Como si tampoco quisiera limitar mi magia también lo hacía con mi metida de pata ¡Diablos! Esta vez lo había hecho ¿Y si Mephiles no volvía? ¿¡Que haría!? Oh, que estupidez había hecho.

 ¡Mephiles! – Lamente como si se hubiera ido para siempre, pero de repente algo había jalado con mucha fuerza de mi camisa, entonces me encontré unos ojos verdes destellantes.

 ¿¡QUE DIABLOS ESTABAS HACIENDO!? ¿¡Sabes la gran cantidad de magia que tuve que usar para esquivar tu ataque!? – Me estaba jalando de mi camisa con su brazo apenas formado, mientras su cabeza y una pequeña parte de su torso se iba formando.

 Me… ¡Mephiles! – Mis lágrimas salían a chorro al igual que mis mocos, de verdad estaba aliviado y deseaba todo su regaño, más una patada en el culo por ser un estúpido imprudente, como siempre – Mephiles, perdóname, soy un tonto – Le abrase fuertemente llenándome aun de su cuerpo pegajoso – Pensé que te había matado.

 Tu… Hmmm – Gruñía por lo bajo, estaba conteniendo su ira – Ya estoy muerto, es imposible que me vuelvan a matar – Palmeo mi cabeza tratando de aliviar mis lloriqueos – Vamos, sécate esas lagrimas… Pareces un niño… - Sentía como su voz sonaba avergonzada, pero a pesar de que había acallado mis lamentos mis lágrimas no paraban de salir – Que te ves feo llorando así, vamos.

 Perdona… *snif* - Me limpie el rosto, temblando aun por la conmoción - ¿No estas molesto?

 Claro que si… Pero ya, no me gusta verte así – Vi como poco a poco volvía a tomar su forma, pero apenas solo llevaba su torso hacia arriba formado, el resto era un pegote pegado al suelo – Me sorprende que el chico que pudo completar el libro de doble filo sea afligido por un pequeño susto – Tenía razón, tenía que tranquilizarme. Me incorpore y me sacudí las púas, mostrando una mueca de sonrisa a Mephiles para demostrar que ya me había calmado.

 Disculpa, Mephiles. Yo… Estaba practicando con mi magia y me entretuve mucho con este hechizo – Le mire apenado y el solo suspiro fuertemente, mirándome con esos ojos verdes agotados, volviendo a su forma normal.

 Acaricio mi mejilla y reaccione con un fuerte temblor. Ese pensamiento que había tenido antes volvía a mí, Mephiles iba a castigarme y no de la manera más adecuada, estaba dispuesto a permitírselo tan solo un poco, cerré mis ojos con fuerza y espere a que hiciera lo que fuese a hacer.

 Dame tu magia – Abrí los ojos confundido, y mire su rostro impaciente – Dámela, la necesito – Tomo mi brazo y rasgo un poco mi piel, dejando salir un poco de sangre – Dámela o la tomare por la fuerza – Asentí rápidamente y con mi mano hice que saliera esa esencia de magia de mi sangre, toda se volvió un espiral de humo y Mephiles la absorbió como si inspirara el humo de un cigarro, absorbió bastante, mucho más que la anterior ves, ahora me sentía débil, tuve que detenerme.

 Ya me quede sin magia, perdona – Tape mi herida pero el sostuvo fuertemente mi brazo, quitando mi mano de mi herida y continuo absorbiendo un poco más - ¡Mephiles! Ah, para – La sensación de estar sin nada de magia, era la misma que el de estar borracho, mareado y torpe – Para – No pude detenerle, ¿Acaso me dejaría sin nada?

 Aahh… Con eso basta – Finalmente se detuvo y soltó mi brazo luego de haber curado la pequeña herida que me había provocado – Uf, eso estuvo bien – Había recuperado su forma por completo, incluso lucia mejor – Ya no estoy molesto contigo, la próxima vez tendrás que comportarte mejor.

 Aah – Me fui hacia adelante chocando mi cabeza con su pecho – Por poco me dejaste como una pasa, Ah…

 ¿Qué pasa? No tome tanto ¿O sí?

 Ya había gastado magia en tu visión y luego practicando hechizos, el último me dejo muy agotado.

 Perdona, no lo sabía – Empezó a acariciar mi cabeza. Podría quedarme dormido ahí mismo, ahora toda mi energía la tenía él – Vamos, a la cama – Me levanto por completo y me acostó en la ya reconstruida cama.

Qué vergüenza, volvía a caer rendido y él no perdía oportunidad para tratarme como un chico débil e indefenso.

 Descansa, traeré algo dulce para ti.

 Así salió de la habitación y volvió con varios platos de postres, flotando a su alrededor, todos formaron una fila frente a mí y Mephiles se dispuso a mostrarme cada uno para saber cuál de todos quería.
 Estaba bastante avergonzado, no merecía ser tratado con tantos mimos, ni mis padres me habían consentido tanto, sin embargo, ¿Cómo rechazar tan buenos postres y con todo el cansancio que tenía? Seleccione un pastel de chocolate con bastante aderezo y me recosté con las pocas fuerzas que tenía para comérmelo como si esto me salvara la vida.

 ¿Te gusta? – Pregunto Mephiles con una sonrisa encantadora.

 Ujum – No lo tome mucha atención, solo continuaba comiendo ese delicioso pastel.

 Qué bueno – De repente se encontraba muy contento, como si después de haber tomado casi toda mi magia ahora se le hubiera quitado el enojo, como un hombre malhumorado después de comer. Me puse a pensar si él acaso me veía como una muy buena fuente de alimento, de seguro era eso. Ya me había terminado mi pastel y deje el plato en el escritorio al lado de la cama - ¿Quieres más?

 Quise negarme pero mi estómago respondió antes que yo, afirmando la pregunta de Mephiles. Me entrego otro postre, esta vez una rosquilla crujiente con aderezo de fresa, me lo comí rápidamente y continúe con otro postre más otro, hasta que finalmente quede lleno.

 ¿Ya estas feliz? De seguro subí dos kilos con todo lo que comí – Me cruce los brazos viéndole molesto.

 Yo debería de preguntarte eso ¿Qué acaso no te sientes mejor? – Me molestaba su mirada calmada y alegre, como es que cambiaba de molesto a alegre.  

 Solo pude asentir fastidiado a su pregunta, realmente me encontraba mejor, supongo que era el azúcar que me daba la energía.
 Mephiles se quedó mirándome directamente a los ojos, esperando por algo, o tan solo admirándome. No pude apartar la mirada a pesar de que la suya era bastante penetrante y me incomodaba, y el silencio entre nosotros solo hacía que la tensión fuera peor.

 Y… ¿Pudiste comprobar lo de tu padre?

 ¿Eh? ¡Oh! Si, si – Parecía que era lo menos que le preocupaba en ese momento, ¿Qué era lo que pasaba por su cabeza? – Estabas en lo cierto, mi padre fue uno de los colonizadores de este pueblo, pero lamentablemente no pude recordar más de eso… Supongo que va a ser más complicado que tan solo ver hechos escritos…

 Me desanimo la noticia, pero aun así tenía que ser positivo, teníamos que conseguir el hechizo para liberarnos y eso solo sería más sencillo si el pudiera recordar exactamente cómo fue que planto la maldición y por qué, y para eso solo…

 Mephiles, creo que necesitamos un hechizo de contrato – Comente, pero al parecer él no había entendido, creo que ni siquiera había escuchado – Uf, Quiero decir… Que necesitamos un contrato entre tú y yo enlazado con la magia para poder permitirme salir de la mansión de noche al igual que tu – Toda la explicación le había hecho reaccionar y pudo tomarme atención.

 ¿Un contrato?... Pero es muy arriesgado – Su mirada se fue hacia un punto muerto, pensando mejor en mi idea – ¿Entiendes el riesgo de hacer el contrato? Tienes que regresar a la mansión antes del amanecer y no puedes salir a  las afueras del pueblo o te volverás polvo y no puedes, de ninguna manera, jamás tratar de destruir la mansión desde afuera.

 ¿Y qué pasa si ocurre lo último? – No tenía pensado hacer nada de eso, pero lo último no lo comprendía.

 Pues… Emm… Realmente no lo sé, no lo recuerdo – Su mirada volvió a una pensativa, viendo hacia el techo. Otra vez en sus lagunas mentales, no quería que pasara todo el rato pensándolo – A diferencia de lo que puede ocurrir en las dos primeras, que es convertirse en polvo y esparcir la maldición por todo el pueblo, la tercera regla es incluso peor, solo eso recuerdo…

 Bueno… No es como si ese fuese mi plan… Quiero que hagamos el contrato para poder ayudarte a recordar tu pasado. Sí conseguimos pistas de cómo era el pueblo hace años podemos hacerte recordar cual fue exactamente la maldición que plantaste y así crearemos un hechizo para contrarrestarlo – Su mirada fue una respuesta de que mi idea era buena, solo pude notar como sus ojos se movían rápido como si estuviera maquinando todo el plan que le estaba planteando.

 Está bien, haremos el pacto – Sonreí, tener su afirmación me hacía sentir más seguro de mi idea – Pero lo haremos al anochecer.

 ¿Qué? ¿Por qué no ahora?

 Porque a pesar de que fuese yo el que usará toda la magia para el contrato, aún estas muy débil – Que fastidio era recibir su sermón y más por cómo me encontraba.

 Te recuerdo que estoy así por tu culpa – Él se volvió a verme como si le estuviera diciendo una vil mentira - ¿Qué?

 Para la próxima que quieras practicar con tu magia, me avisas para enseñarte como realmente se aprende – Se levantó, sentándose en uno de los muebles, cerrando los ojos para tomar una pequeña siesta.

 Estábamos en la entrada de la mansión, Mephiles estaba abriendo las dos enormes puertas, mostrando el oscuro exterior que solo era iluminado por la luna. Sí que era una hermosa vista, el viento de la noche me llenaba de ánimos, me hacía sentir que estaba más cerca de mi libertad.

 Bien, acércate, ya es hora – Acate su orden y me puse frente suyo.

 Sujete sus brazos y el los míos con firmeza, seguido cerramos los ojos agachando la cabeza y recitando encantamiento, como me había explicado antes.

 “Lazos unidos por necesidad y deseo, vuelto uno con el resultado de dos, sédenos la libertad como en las otras lunas, jurando por nuestras vidas que no abandonaremos regla alguna”

 Así, ambos abrimos los ojos y vimos que el contrato dio resultado, nuestros brazos estaban siendo envueltos con dos cintas de color roja y dorada, estas llegaron hasta nuestro corazón y finalmente se desvanecieron.

 Ya está hecho. Prueba saliendo de la mansión – Hice caso, saliendo sin muchos rodeos al exterior.

 Al pisar el césped di un gran respiro y exhale conmovido por saber que me encontraba finalmente afuera después de tanto tiempo.

 ¡SI! – Estire mis brazos hacia el cielo, embozando una enorme sonrisa - ¡Al fin! Uf – Voltee a ver a Mephiles que salía de la mansión tras mío - ¿Esta vez no tengo una cola de gato o sí?  

 Jajajaja, no, tranquilo. Esta vez no te pasara nada si haces caso a lo que te diga – Hizo aparecer sus labios, y camino delante mío en dirección al pueblo – Vamos, no te creas que la noche es joven, son mentiras de los mortales – Sin decir nada le seguí tratando de llevar un perfil bajo.

 Mephiles… Em, necesito pedirte un pequeño favor…

 ¿De qué se trata? – Caminaba recto sin voltear a verme.

 ¿Podría ver a un amigo del pueblo? El otro día vino a la mansión preocupado porque había desaparecido, tengo que decirle que estoy bien – Detuvo su caminar, volteándose a verme – Por favor…

 Está bien, hazlo antes de que empecemos a buscar pistas por todo el pueblo – Le agradecí con una sonrisa, y me encamine a la plaza del pueblo – ¡No te vayas a tardar mucho!

 Cuando llegue a la plaza todos me miraban muy extrañados de mi aparición después de haber desaparecido sin dejar rastro, susurraban cosas sobre mí, mirándome juzgadores, pero no preste mucha atención a su grosero comportamiento. Trataba de preguntarle a alguno de los pueblerinos donde se encontraba la cabaña del señor Mike, o como todos lo conocían, Chuck, sin embargo todos actuaban evasivos, negando saber dónde se encontraba o de conocer al sujeto, solo supuse que nadie quería saber del extraño visitante de comportamiento extraño.

 ¡Eh, tu! – Voltee rápidamente en dirección donde escuche el llamado - ¿¡Silver, eres tú!? – Era Knuckles y no podía estar más contento de habérmelo encontrado. A pesar que no me había causado una buena impresión la primera vez que lo vi, estaba alegre de que lo viera después de tanto - ¡Imbécil! – Me dio un fuerte cocorrón en toda mi frente, casi tumbándome al suelo. Ahí había ido la poca fe que tenía en la educación de la gente de este pueblo – ¡Mira que nos tenías a todos preocupados! ¿En dónde diablos te habías metido? 

 Aaahh, auch. Perdona, es una larga historia – Me sobe la frente sintiendo el raspón que me había provocado su golpe – Por favor, necesito que me lleves a la casa de Chuck, necesito hablar con él.

 ¡Por supuesto que te llevare con él! De todas las personas él estaba preocupado por ti, bueno… Además de la alcaldesa. Pero bueno, vamos – Me llevo muy al sur del pueblo, deteniéndonos en una hogareña cabaña rebosante de música y risas por todos lados – Ah, por cierto, el viejo está cumpliendo hoy, más vale que seas amable con él.

 Tranquilo, a él es al quien debo una explicación de todo lo ocurrido – Entre a la casa, pidiendo permisos y disculpas mientras pasaba por la marea de gente y de risas de mujeres y hombres que llenaban el lugar.

 Pude visualizar a lo lejos al señor Chuck tomándose unas copas con su familia en una gran mesa llena de comida. Iba a bailar con su mujer hasta que logro divisarme y se detuvo en seco.

 ¡Silver! – No grito con tanta fuerza, pero fue el tono de voz que uso para que todos en la casa se callaran para saber por qué el cumpleañero se encontraba alterado.

 Hola Chuck… Feliz cumpleaños… - Dije tragando saliva. Chuck dio unos pasos hacia mí, rápidos y fuertes, poniéndome alerta, por si fuese a recibir otro golpe como castigo. Pero en cambio solo recibí un abrazo rápido y aliviado.

 Gracias a dios estas bien. Hijo, me tenías preocupado – Sonreí apenado, no merecía ese trato y menos que me llamara hijo - ¿Paso algo malo? ¿Por qué te fuiste así de repente?

 Perdóname Chuck, no era mi intención que te preocupases tanto, surgió un inconveniente… - Mire a todos a mi alrededor, pensando bien en mi respuesta final – Tuve que volver a la ciudad de inmediato por un problema en la oficina y… Bueno, volví y aquí estoy. Todo fue muy repentino que no pude avisarle a nadie – Sonreí apenado, esperando que se tragara la mentira al igual que todos a mi alrededor.

 Pero todo está bien ¿No?

 Claro – Y como si esa fuese la palabra que todos estaban esperando escuchar, el sonido volvió en la casa. Chuck me miro como un niño cometiendo una travesura y que se disculpaba por su error, no hice más que sonreírle aun apenado – Yo, te traigo lo que te debo – Saque de mi bolsillo unas dos monedas de oro que había sacado de mi maleta antes de salir de la mansión y se las entregue a Chuck, tomando su mano con firmeza, entregándoselo disimuladamente.

 ¿¡Que es esto!? ¡BAH! Si venias para pagar cuentas entonces lárgate de mi casa, marrano – Me dijo con un tono lugareño. Notaba que solo estaba siendo justo, pues era mucho dinero para su trabajo de aquel día.

 También quiero que lo tomes por ser tu cumpleaños, además de que me entere que estabas buscándome por todo el pueblo preocupado por que no aparecía – Chuck se dio media vuelta, dirigiéndose a la mesa de pasa palos.

 Para eso son los regalos, chico – Se sirvió una copa de una botella sin marca y se lo tomo de un sopetón – Toma, tienes cara de miedo, sácatelo con algo de agua ardiente.

 No, gracias, soy muy malo tomando – Negué con cortesía, pero aun así recibí una copa de bebida de Chuck que no acepto por dejarme fuera de las copas – Oh, bueno… - Viéndole inseguro, me lo tome rápidamente y sacudí mi rostro por lo fuerte que estaba – Aaah, está bueno.

 Tranquilo, un trago no te ara nada malo – Se sirvió otra copa y se la tomo igual de rápido - ¡Sonic! – El erizo llamado se asomó entre un montón de gente moviendo sus orejas curioso como un suricato, salió corriendo hacia su tío pero se desvió por haber topado mirada conmigo y fue primero a saludarme.

 ¡Silver! ¡Estás bien! ¿En dónde habías estado? – Me estrecho la mano y me palmeo el hombro, mostrando lo feliz que estaba al volver a verme.

 Acabó de volver de la ciudad, tuvo un contratiempo y tuvo que volver rápidamente – Respondió Chuck por mí, sirviéndose más bebida. ¿Cuántas podría tomar para quedarse rendido? - ¿No querías tener una larga charla antes de que volviera a irse?

 ¡Oh, sí! Cierto. Silver, por favor, ven conmigo – Me tomo de la mano y marchamos dentro de las habitaciones de la casa.

 Ah, pero tengo el tiempo contado, tengo cosas que hacer…

 No tomara mucho, solo será un momento – Entramos a una habitación y él cerró la puerta tras nosotros – Silver – Se acercó lentamente hacia mí, hasta quedar pocos centímetros cerca de mi, teniendo una sonrisa emocionada. Obviamente me exalte y todo mi rostro se coloro intensamente – Dime… ¿Cómo es…?

 ¡Lo siento, pero no puedo estar contigo de esa forma, Sonic! – Dije rápidamente tratando de alejarlo de mí, sin embargo…

 ¿Qué? ¡Oh! Perdona. Solo quería saber cómo es tener un trabajo en la ciudad – Termino de decir. Me quede un rato viéndole boquiabierto, por un momento pensé que se me estaba insinuando. Exhale aliviado y tome aire para aclararme la garganta antes de responder.

 ¡Ah! Claro… Pues, tengo que decirte que no es nada fácil – Tome aires de sabiduría y me cruce los brazos, como si fuera un amateur frente a un novato entusiasta.

 ¿Qué? Vamos, no bromees, realmente no es tan duro ¿O sí?

 Quisiera decirte lo que quieres escuchar pero te lo digo por tu propio bien – Le mire seriamente, pensando en las adversidades de la ciudad estruendosa – No es para nada fácil, tienes que dar el 100% de ti, todos los días, no confiarte de nadie, tienes que ser súper precavido y hay más – Fui diciendo mientras contaba con mis dedos todos los inconvenientes que traía vivir en la ciudad – El problema de los trabajos en la gran ciudad, es el hecho que el que te lo vaya a dar tendrá pensado en estafarte y/o a sobreexplotarte, entonces uno nunca termina enterándose de si de verdad tomar el trabajo o no, pues hay pro y contras por si te llegan a ascender y…

 Oye, Te creció bastante las púas ¿No? -  Me interrumpió tomando de mis púas sin permiso.

 Ey, ¿Me estas escuchando? – Que molesto, sobre todo porque me incomodaba que tocara mi melena – Vamos, si piensas ir a la ciudad tienes que ir preparado.

 ¿Entonces crees que puedo ir a la ciudad?

 Ya te lo había dicho ¿No? Tienes espíritu, iniciativa y sobre todo determinación – Al escuchar mis palabras mostro un gran semblante, le animaba escuchar esas palabras.

 ¡Gracias! ¡De verdad! – Se inclinó tomando su pecho con su mano.

 Vamos no es para tanto, no tienes que…

 ¡No! De verdad, mis amigos Tails y Knuckles siempre me animan diciéndome que puedo lograrlo, pero viniendo de alguien que si ha ido a la ciudad me llena de ánimos, pues… Siempre escucho lo contrario de mi tío y… Creo que lo dejo influirme – Podía verme en sus ojos, era como yo hace años, solo que yo podía hacer que a él le fuera mejor que a mi.

 No te subestimes a ti mismo y no dejes que nadie ni siquiera tu tío quite esas esperanzas en ti, Sonic – Él me miro como si fuera todo un erudito y asintió con la cabeza sonriendo con confianza – Espero que cuando logres llegar a trabajar en la ciudad seas todo un diplomático. Pero por ahora, céntrate en la tierra y prepárate para lo que te espera – Me di la vuelta y abrí la puerta para salir de la habitación.

 Eh, ¿Ya te marchas? – Me detuve antes de salir. Claro, no podría estar en el pueblo todo el día, sin embargo el que me viese de noche tendría que darle una buena cuartada de mi ausencia en el día - ¿Te vas a la ciudad?

 Me quedare durante un tiempo en el pueblo, pero… Estaré haciendo viajes a la ciudad por tren, así que probablemente este por la noche en el pueblo – Era la mejor treta que se me ocurría en ese momento, sonreí nervioso mostrando un tono de voz flaquean te.

 ¡Genial! Entonces te veré luego – Al escuchar su afirmación de que se había creído mi cuartada fui marchando - ¡Ah! Y Silver – Voltee una vez más, aun nervioso porque se me hiciera tarde – A pesar de que me adviertas mucho de los peligros de la ciudad, eres muy blando como para ser un gran sobreviviente de la metrópolis. 

 ¡Pues claro! Como a ti no te han masticado y escupido durante cinco años de tu vida en un empleo de mierda, no sabes lo que es estar acojonado de que te despidan en cualquier momento, ¡Idiota! – Sintiéndome insultado, le regañe señalándole con mi dedo por su atrevimiento, pero el tan solo se rio de mi respuesta. Sin más, me fui con fuertes zancadas, de la casa y de ahí fui hacia las partes más solitarias del pueblo.

 Ya iba haciéndose tarde, todas las casas tenían las luces apagadas, ni las tabernas con más clientela en la madrugada estaban trabajando. Estaba esperando sentado en la fuente de la plaza, atento de cualquier persona que se sintiese curiosa por saber qué hacía a esa horas solo en ese lugar, trataba de ocúltame en la oscuridad, pero no hiso falta, pues nadie llego a aparecerse, excepto un erizo oscuro de ojos verdes.

 ¿Ya resolviste tus asuntos? – Pregunto Mephiles, revisando el reloj de bolsillo que le obsequie.

 Si – Me levante, rascándome la nuca pensativo - ¿Nos vamos?

 Así es, al bosque, vamos – Comenzó a caminar y yo fui con una buena distancia tras de él, totalmente silencioso.

 La luz de la luna se iba ocultando por las nubes y los árboles que se cernían sobre nosotros, apenas divisando lo que había en el camino, tropezando con cada raíz y piedra pero aun así manteniendo el equilibrio y no perderle el paso a Mephiles. Un sendero de piedras oscuras se fue mostrando mientras más nos adentrábamos en el bosque, entonces fue cuando mi acompañante titubeo por primera vez en nuestra caminata, se tomó de la frente y se tuvo que sostener de un árbol pues sentía perder el equilibrio.

 Mephiles ¿Estas bien? – Le sostuve del brazo, esperando que no se callera al suelo.

 Sí, estoy bien… Estoy empezando a recordar… Uf – Dio un pequeño esfuerzo para continuar caminando, pero aun así estuve sosteniéndole el brazo para que no se tropezara – Recuerdo… Recuerdo que de pequeño yo recorría este camino – Observo el camino de rocas, perdiendo su vista en el sendero que formaba este – Piedras volcánicas… Me llevaran a casa.

 Continuamos así durante un rato más, hasta encontrar un enorme tronco hueco de un árbol muerto, instintivamente me adentre ahí junto con Mephiles. Dentro de ese árbol muerto había trapos viejos y destrozados, botellas selladas con sustancias sospechosas y entre otros artilugios antiguos que no reconocía, podría decirse que todas esas cosas eran materiales para practicar con la magia básica.

 Ayúdame a sentarme – Pidió Mephiles, siéndole muy difícil mantenerse en pie. Lo ayude y una vez sentado se sostuvo la cabeza como si estuviera pasando por una terrible jaqueca.

 Déjame ver, aguanta – Trate de acercarme a él para poder ver sus recuerdos pero entonces me detuvo, empujándome levemente en el pecho – Quiero ayudarte.

 No, no puedes gastar más magia… Ah, tengo que… Resistir ¡Arh! – Se recostó sobre el tronco viejo y trato de mantenerse consiente – Recuerdo… Que aquí venía a aprender magia con alguien… Ouh – Mientras más se esforzaba más fuerte era el dolor en su cabeza, le sostuve la mano con fuerza y el la sintió apretando la mía pero con mucha más fuerza, sentía que podría romperme los dedos.

 ¡Ah! ¡Vamos!... Mmmrrrhh ¡Tú puedes! – Dije para animarlo, pero más bien esos ánimos iban para mí.

 Yo quería aprender a hacer medicinas, pociones, para curar a las personas del pueblo, como lo hacía mi maestro, estaba fascinado por como el brindaba esperanza y calma a todas esas personas, yo quería hacer lo mismo, entonces… Entonces… - Podía escuchar como sus molares rechinaban por como los apretaba, al igual que mi mano, tuve que liberarla y sostener mi mano buena en su rostro.

 ¡Vamos, Mephiles! Mírame – Le palmee el rostro, él reacciono y me lanzo una mirada adolorida, estaba pasándola mal, tenía que ayudarlo – Mephiles, no tengas miedo, ya no lo vas a olvidar, solo deja que pase, deja que el recuerdo llegue – Le acaricie sus púas y su mejilla, viéndolo totalmente preocupado. Su rostro se fue relajando, estaba calmándose y así su dolor fue disminuyendo – Lo recordaras…

 Cerró sus ojos y pareció que cayó sumido en un sueño, pero no duro mucho y empezó a moverse con fatiga antes de despertarse nuevamente. Mostro una sonrisa agotada y se terminó de sentar, tomando mi mano que aún estaba en su mejilla acariciándolo, la retire a penas sentí su mano y voltee a otro lado apenado.

 Gracias – Se acercó a mí acariciando su nariz en mi mejilla. Diablos, se aprovechaba de mi nobleza, sobre todo porque se comportaba adorable – Pude recordarlo… - Decía suavemente mientras movía su hocico en mi mejilla enrojecida por la vergüenza, apartándose luego para verme a los ojos.

 Me alegra… - Viéndole más calmado, sonreí sonrojado – Entonces ¿Qué vistes? – Su rostro se cambió a uno serio, echo una mirada al lugar y sus ojos se iluminaron con añoranza.

 Fue aquí… Donde pase parte de mi infancia – En aquel viejo árbol muerto había espacio suficiente para que dos personas se movieran con libertad, pero a Mephiles parecía que le hacía sentir que era más pequeño de lo que recordaba – Mis viejas pociones… - Tomo unas de las botellas selladas y las observo detalladamente – Mis cadenas y collares… Todo está aquí… Como si el tiempo se hubiera detenido…

 Me parecía algo triste, pues ese lugar se veía deprimente, pero no dije nada, dejaba que él me contara todo.

 No puedo recordar su nombre… Pero si pude ver su rostro – Coloco su mano en la madera del tronco y este empezó a grujir, formando una línea la cual dibujo el rostro de un echidna anciano – Él me enseño todo lo que sé. Siempre me sentí en deuda con él y siempre trate de estudiar más, de aprender más rápido y así devolverle de alguna manera todo lo que había hecho por mí… Pero tan solo era un chiquillo imprudente que experimentaba con pociones y hechizos – Termino diciendo con una pequeña risa. Tomo una de las telas en el suelo, revelando una alfombra de piel desgastada – Aquí me enseñaba a enfocar la magia para poder formar pentagramas.

 ¿Qué le paso?

 Lamentablemente aun no puedo recordarlo… Solo sé que era un amigo de mi padre… Sabes, vine a este lugar tan solo porque en el libro de estudio mostraba un lugar más o menos como este, pude ver un enorme árbol, el cual es este… Ahora se ve como si un rayo le hubiera caído encima – Comento, volviendo a dejar el trapo en el suelo. Salió de aquel sitio observando los árboles que ocultaba ese lugar de la vista de cualquier merodeador, salí tras él y me quede a su lado viendo lo que él observaba – No hay nada más que recuerde, pero tengo que decir que si pude recordar más que la otra vez.

 ¿Cómo qué? – Me miro tan solo un rato antes de ver sus manos y que estas desprendieran pequeñas luces tenues que se dirigieron al sendero de piedras.

 Mi madre y mi maestro siempre me dijeron que este camino me llevaría a casa… Se referían a nuestro pequeño refugio donde nadie que no tuviera magia pudiera venir, era un sitio solo para nosotros… - Las luces fueron introduciéndose en cada piedra desintegrándola al momento, volviéndolo solo polvo – Me alegra haberlo recordado… - Le sonreí pero él tenía una mirada triste, a pesar de ello – Es una pena que tenga que hacer esto… - Creo más de esas luces y estas fueron a aquel viejo árbol muerto, provocando un fuego azul al contacto con este, destruyéndolo todo.

 ¿Qué haces? – Dije aun sin entender que hacía.

 Esto no debería de existir, ya no más… - Las llamas azules consumían el tronco sin provocar humo, tan solo pequeñas chispas azules y verdosas – No queda nadie que haya habitado este lugar, solo yo.

 ¿Y eso no importa? Tienes muchos recuerdos en este lugar ¿Por qué los destruyes? No lo volverás a ver jamás – Sentía una impotencia, quería apagar las llamas, no quería que ese lugar fuera destruido.

 No importa si no lo vuelvo a ver, Silver. Tenías razón, no lo volveré a olvidar y con eso me basta – Dijo con una sonrisa en su rostro. No quería retractarme ¿Pero si llegara a olvidarlo? ¿Cómo haría para recordarlo?

 Pero… No puedes destruirlo, significa mucho para ti…

 Lo sé, pero ya no debe existir, no hay nada en este lugar que le dé una razón su existencia. Yo ya estoy muerto, no habrá nadie más que recuerde este lugar…

 ¡Pero yo sí! – Le interrumpí, molesto por sus acciones y por todo lo que decía – Aun que tu estés muerto, aunque este lugar solo sea un recuerdo para ti, puede que sea importante para mi… - Él se quedó callado, viéndome con impresión, queriendo decirme algo, pero no hallaba las palabras – Tu… Tú existes… Tus estas aquí… ¿Eso no importa? Yo te recordare como a este lugar pero… Es doloroso cuando algo deja de existir…

 Silver… - Palmeo mi cabeza, viéndome como a un padre a su hijo que no sabe de la vida – No sabía que eras así de apegado – Le mire, siendo delatado por mis palabras, pero aun así estaba molesto – Te diré algo. Las cosas materiales son reemplazables, en algún momento dejara de existir, al igual que el cuerpo, pero el alma es algo eterno, aunque yo ya no esté en este mundo seguiré de alguna manera aquí– Ya las llamas habían terminado de consumir el árbol y con eso las ultimas chipas se terminaron de desaparecer en el aire - ¿Qué fue lo que perdiste, Silver? – De alguna manera sabia como me sentía, pero no era lo suficientemente sutil para ponerme de buen humor así de sencillo. No respondí, desviando mi mirada aun molesto – Vayámonos…





 Hola a todos, esta vez subí el siguiente capitulo mas rápido ¿No? La verdad es que ya tengo preparado como 3 o 4 capítulos más, los subiré con mas frecuencia pero sin dibujos :'3 Sorry. Por ahora estoy en temporada de exámenes y apenas termine, subiré los dibujos que tengo a medio hacer.

 Así que les tengo un trato... Según tenga mas visitas a mis capítulos tomare la petición del primer comentario para dibujar un momento que les haya gustado del capitulo =w= cual sea, sin miedo y sin pena, tratare de hacerlo a digital o en tal caso al tradicional y lo subiré en cada siguiente capitulo. Si les parece bien o tienen una mejor forma de trabajar en esto para que todos nos entretengamos aceptare sugerencias nwn

 ¡Por favor, compartan el capitulo a los conocidos que les interese este tipo de fanfics!

 Saludos nwn



P.D: Este capitulo fue editado el 28/12/18 por ciertos ajustes de la historia uwu espero su comprensión.