miércoles, 11 de julio de 2018

Sangre mágica


Mephiles había traído en la mañana todas mis cosas limpias de la arena de la anterior habitación. No me imagino el trabajo que le había tomado desenterrarlas de esta, puede que por eso no me había dirigido la palabra en toda la mañana. No fue hasta después del desayuno. Tropecé con él, se había detenido de repente.

 ¿Qué ocurre, Mephiles? - No reaccionaba. Ya empezaba a fastidiarme todo esto, podría tener una conversación más estable con una silla que con este sujeto - Oh, vamos ¿Por qué te detienes?

 ... Algo malo... - Señalo un rastro de suciedad azul, devolviéndome una mirada preocupada. No comprendí el problema que refería, lo mire con una ceja enarcada como si me estuviera hablando en otro idioma incomprensible - ¿Que día se supone que es?

 Es 14 de Septiembre... Creo ¿Pasa algo en este día?

 No... No estoy seguro... En temporada de verano, un poco antes de que llegue el otoño, ocurre un suceso, pero no sé en qué día. Pero sé que esas manchas azules significa que hay que tener cuidado - Su tono de voz me preocupo, sonó como si fuese algo de lo cual no pudiera manejar. Trague saliva y me acerque más a él - Sera mejor no salir de las habitaciones hoy.

 ¿Exactamente a que hay que temer? - Proseguíamos nuestro camino viendo cada rincón de los pasillos, esperando algo al final de estos.

 A una criatura... No es algo que desees ver. Realmente la detesto - Ya había conseguido asustarme, tanto que no me di cuenta de haberle apretado el brazo por los nervios. Tomo mi mano tratando de hacerme sentir seguro pero solo me hizo reaccionar y provocar que la retirara rápidamente, volviendo a tomar valor - Estaremos bien siempre y cuando permanezcamos dentro de alguno de los cuartos. Sera solo por hoy.

 Asentí, ansioso de volver al cuarto. Continuamos por otro camino hacia la habitación, esta vez llegamos a una sala con una pequeña alfombra azul, como la del cuarto. Mephilver me tendió la mano esperando a que la tomara y sin mucho esmero, le estreche la mía y fue entonces que empezamos a hundirnos en la alfombra, como si fuese barro, atravesándolo por completo, entrando a mi habitación desde la alfombra. Tal vez si podría acostumbrarme a esto. El tan monótono entrar de puertas no se comparaba con las millones de manera de entrar a una habitación de esta mansión.
 Fui directo a la cama tomando el libro el cual casi terminaba de leer, volviendo al capítulo donde nuestro protagonista se rebajaba aún más para conquistar el corazón de una posible amada. Siendo muy selectivo con los tipos de libros que leía, este no era uno muy bueno; tenía una historia trágica, patética y muy deprimente, pero solo por la mera curiosidad de saber que más le ocurriría al protagonista, continuaba la lectura para deshacerme de la intriga y no volver a leerlo otra vez.

 ¿Aun continúas leyendo el mismo libro? - Me preguntaba, aun con la mirada en una página de uno de sus libros de hechizo

 No soy tan rápido como tú, señor brujo - Le bufe, queriendo que entendiera que no tenía habilidades mágicas como él.

 Eso es un insulto - Cerro su libro de un golpe mirándome molesto - Soy un hechicero. Un brujo interactúa con la magia negra, hace pactos con demonios y toma la vida de los mortales para rejuvenecer - Dijo esto tomando un aire serio, irguiéndose en su asiento.

 Perdona, ¿Pero cómo esperas que sepa eso? Y en tal caso ¿Que hace a un hechicero diferente de un brujo? O es que me vas a decir acaso que la maldición que plantaste en tu hogar no es algo que hacen los brujos - Le mire con apatía, desviando mi mirada de mi libro. Volteo a ver a otro lado, pensando en lo que dije.

 Ciertamente, si use magia negra... Recuerdo ese sentimiento... - Estrujo su mano derecha, viendo a un punto muerto antes de sacudir sus espinas con un temblor en su cuerpo - Yo... prefiero no recordar eso, me trae malos pensamientos. Pero eso no te hace un brujo. Los hechiceros pueden practicar la brujería, hechicería y manipular su magia a su antojo. Lo que te hace un hechicero es la manipulación de la realidad con la magia sin alterar adversamente la física y la biología.

 Cuanto interés había tomado de mí. Me senté en la orilla de la cama, dejando de lado el libro, intrigado por saber más.

 ¿Y cómo fue que te volviste hechicero?

 No me acuerdo de mucho, solo sé que fue después de crear hechizos con alguien... Dijo que tenía el don de la magia, que podría incluso ser un mago pero preferí ser hechicero, quería continuar mis estudios con esa persona.

 ¿Y quién era esa persona?

 No puedo recordarlo, realmente he tratado pero no he podido hacerlo, después de tantos años - Recostó su mentón sobre su puño, rasgando con su uña el libro que tenía en mano - No creo que eso sea importante ahora... - Tenia razón, pero su falta de memoria podría ser una de las causas de su extraño y desvariado comportamiento.

 Realmente siento lo de tu pérdida de memoria, pero si te ayudáramos a recordar podría ser la solución de nuestros problemas - Me levante de la cama dirigiéndome a mi maleta. Saque un pequeño libro de esta y me recosté sobre el respaldar de la silla donde se encontraba sentado Mephiles - El cerebro es un gran órgano donde se almacena millones de datos a diario, con el pasar de los años, esta puede formar laberintos o en tu caso "Lagunas mentales" lo que te ocurre cuando tratas de recordar algo - Le mostré una imagen en mi pequeño libro sobre el cerebro y sus lóbulos - Ves, tienen muchos.

 Emm, no creo que así funcione precisamente el cerebro...

 Lo que realmente importa es que los recuerdos permanece en la conciencia, solo hay que rebuscar en la memoria - Me sentía un experto, pues siendo él un ser con cientos de años de edad, de seguro no sabría de estas cosas modernas - Este libro es más actualizado al funcionamiento del cerebro humano. Puede que sea muy avanzado para ti, pero puede que comprendas un poco sobre como recordar las cosas - Le entregue el libro con entusiasmo. Me sentía como un genio, de seguro me preguntaría con curiosidad más sobre la ciencia moderna.

 ¿Qué siglo es en el que estas? - Dijo en tono cortante, chequeando el pequeño libro con desprecio - Estos datos sobre el funcionamiento neurológico no son acertados. El cerebro se compone más que por su estructura externa de lóbulos y surcos, y además, no todo el funcionamiento de memoria se almacena en el encéfalo, ¡También está el hipotálamo! - Me devolvió el libro con decepción, no mucho hacia mí, sino más bien con la tal "ciencia moderna". Puede que había exagerado mi nivel intelectual.

 Perdona, jajaja. Yo solo alardeaba. Realmente no sé si ese libro es lo más moderno sobre la ciencia, solo lo compre porque estaba en oferta y era corto. Pensé que me seria sencillo para poder presumir sobre cosas científicas - Realmente estaba apenado. Volví a guardar el libro en la maleta y trate de hacerme el tonto volviendo a la ridícula novela de mi libro que había dejado a medias.

 No me lo esperaba de ti, pero está bien... No necesitas nada de estas cosas - Se sentó al lado mío, mostrándome ahora el contenido del libro que llevaba - El humano es más que órganos y células, tenemos alma, la cual depende más que de estructura o química, es mas de las emociones y percepciones de todo lo que le rodea.

 Las imágenes del libro parecían cobrar vida, mostrando una gran gama de colores oscuros, como si estuviera formando a mí alrededor el cielo nocturno con otras combinaciones de colores que jamás había visto. Parecía que estaba en el espacio o bajo del mar con un montón de peces de colores destellantes, nadando como bancos, de manera tan coordinada que era hipnotizaste. Trate de tocar las luces centellantes y estas se expandieron mas, mostrándome otro panorama, ahora parecía como si estuviera en un jardín de cristales de colores escarlatas y violetas. Era tan hermoso, como estos colores formaban otros, combinándose como un copo de nieve a otro, formando una gran escarcha flotante que revoloteaba sobre mi como si tuviera vida propia.

 Es fascinante... ¿Como?... ¿Realmente existe, todo este mundo? - Con mis manos trataba de acercar, de mover y cambiar los movimientos de toda esta atmósfera que reaccionaba con mis movimientos suaves.

 Así es, pero es tan pequeño que el ojo humano no puede verlo y tan extenso que no podemos alcanzarlo, así como tratas de hacerlo ahora - Apreté mi puño sobre un montón de polvo brillante que se encontraba sobre la palma de mi mano, pero este se escapó como si se tratase de un imán repeliéndolo.

 Voltee a mirarle con mucha impresión. Todo lo que me decía era totalmente increíble. ¿Cómo es que podía saber tanto? ¿Cómo podía conocer sobre todo esto? A pesar de todos los años que ha tenido para poder estudiar y descubrir sobre el mundo, él estuvo privado de este, todos estos años; ¿Realmente se trataba de magia? No había explicación alguna.

 Puede que sea mucho para comprender, pero este es realmente el mundo del cual venimos - Ahora él estaba usando el termino junto con el mismo tono de voz que había usado para explicarle el libro de sistema nervioso. Sabía presumir mejor que nadie, sobre todo porque era sutil al hacerlo.

 ¡Ja! No eres más que un hechicero presumido - Voltee a girar a otro lado, dando un último vistazo mas al paisaje que me envolvía.

 Bueno, por lo menos tengo una buena excusa para serlo - Cerro el libro, haciendo desaparecer ese paisaje a mi alrededor, dejando a un lado el libro sobre la cama - Sin embargo, veras como me mofo cuando encuentre la manera de librarte de la maldición.

 Eso espero... - Tome otro libro en uno de los tomos que se encontraba alrededor de la cama y lo abrí, tratando de entender lo que tenía escrito - Supongo que entonces el problema que tienes no es tanto por tu viejo cerebro.

 Si, sobre todo porque no lo tengo - Seguido de decir eso, introdujo su mano en su cabeza, terminando de introducir parte de su antebrazo, atravesando por completo su cabeza - Como te había dicho, el alma es más que órganos y células.

 ¡Oh! - No me lo esperaba. De inmediato saco su brazo y me vio como si nada - ¿Que acaso no podrías ser más asqueroso? - Dije burlonamente, desviando la mirada a otro lado, queriendo borrar esa escena de mi mente.

 ¿Lo soy? Perdóname. No quería hacerte asquear - Al parecer lo había hecho incomodar. Ya éramos dos.

 Tranquilo, jajaja. No hay porque avergonzarse, no es tu culpa - Ocultando mi rostro con el libro que llevaba en manos, trate de entender su escritura para distraerme de la mirada que tenía Mephiles en mí.

 No dijimos nada más el resto de la mañana, la desperdiciamos muy rápido es nuestra conversación y rebuscando en el resto de libros que quedaba en la habitación. Mephiles término más rápido de lo que creí, había lanzado con desdén el último libro contra la esquina del cuarto, emitiendo un sonido de quejido y gruñido como si algo dentro de él se hubiera descompuesto, aunque, claro, eso de seguro ya tenía mucho tiempo dañado. Deje el libro que tenía y trate de ver si podía animarlo, tan solo de verle la cara podía verse en sus ojos lo muerto que estaba, pero parecía mas muerto aun, sobre todo porque no movía ni un musculo.

 Ya lo conseguiremos, tranquilo - Le palmee el hombro viendo si reaccionaba. Me miro con fastidio como si le hubiera interrumpido en algo - ¿Qué tal si te tomas un descanso? hagamos algo más.

 ¿Cómo qué? No debería de estar perdiendo el tiempo - Trato de incorporarse bien en el asiento, pero solo logro reclinarse en la silla quedando como un muñeco de trapo usado.

 Necesitas un receso... Me dijiste que te hubiera gustado pintar alguna vez ¿No? ¿Qué tal ahora?

 No lo sé, realmente no soy muy bueno - Parecía realmente cansado, parte de su cuerpo se derretía como cera en fuego, incluso se le había caído parte de su brazo.

 Eh... Eso no importa mucho - Trate de recoger el brazo que se derretía en el suelo y lo trate de pegar a su cuerpo sin mucho éxito. De inmediato fui a buscar mi cabestrillo y un lienzo nuevo, junto con pinceles y pintura - Solo dibuja cualquier cosa, dependiendo como te sientas, lo que imagines, ¡cualquier cosa! No sé, una planta, persona o ¡Patata!

 ¿Eso no se come? - Trato de decir con curiosidad, levantándose de su asiento.

 Si, si, si. Si quieres dibuja a alguien comiéndolo o algo con patatas, no necesariamente tiene que ser una patata - Trate de llevarlo al cabestrillo, dándole sus materiales para pintar - Sin miedo, solo es para distraerte y entretenerte.

 Fijo su mirada en el lienzo, quedando en silencio por unos minutos. El resto del brazo que quedaba en el suelo se movió arrastrándose cual oruga, uniéndose nuevamente a él, creciéndole el brazo faltante una vez este volvió a formar parte de él. Mezclo un par de colores y empezó a pintar el lienzo con tranquilidad. Suspire lleno de gozo, pues ya comenzaría a divertirse al plasmar una idea en su pintura.
 Le di un tiempo para que terminara su pintura, mientras yo le daba unos toques finales a una de las mías. Al momento que termine, él también lo había hecho, tocándome el brazo para avisarme, cual aprendiz a su tutor. Al ver su pintura quede decepcionado a comparación de lo que esperaba, pero a su vez me tomo por sorpresa, me pregunte si había sido muy literal al haberle dicho que pintara una patata, puede que haya sido por haberlo dicho varias veces...

 Yo... Jejeje, realmente no esperaba que me siguieras al paso de la letra - Su pintura sobre una única patata estaba bien sombreada y detallada, pero tampoco era para decir que era perfecta - Realmente la pintaste bien, me impresionas - Más de lo que él creía. Sonreí nervioso, rascándome la oreja.

 No te gusta - Dijo secamente dejando los pinceles en el respaldar.

 Siéndote sincero, no. Pero no por ser una mala pintura, es que... No me entusiasman los tubérculos. Pero realmente te felicito, está muy bien hecho - Quise estrecharle la mano como manera de felicitarlo, sin embargo, solo la miro como si fuese sobras de un alimento. Dio media vuelta, hechizando todos los libros de la habitación para que flotaran a su lado.

 Ese fue el problema de por qué deje de pintar... - Comento antes de abrir la puerta de la habitación - Quédate aquí hasta que vuelva con más libros. Nada malo te pasara mientras permanezcas dentro de la habitación.

 Sin dejarme hablar, se fue sin más, dejándome con la mano extendida, lleno de pena. Por lo menos pudo haber dicho un gracias, no es como si le hubiese insultado, trataría de hablar de él sobre eso una vez volviera.
 Lamentablemente, Mephiles se había llevado mi libro con los otros, ahora no tendría con que entretenerme, además de las pinturas.

 Continúe dando retoques a otras de mis pinturas, perdiendo el interés casi de inmediato. Me fui a acostar en la cama, frotando fuertemente mi cara contra la almohada. Ya no tenía nada que quisiera hacer, solo me quedaba dormir, pero mi mente quería tomarse la ocasión de pensar bien en la situación en la que me encontraba, no tanto de estar atrapado en una mansión maldita, sino al estar con un espectro de hechicero con problemas de comportamiento. A pesar de que este fuese muy amable al darme todo las cosas vitales para pasar mi estadía en la mansión, me preocupaba que en un momento a otro fuera a comportarse hostil conmigo o... Malicioso, por así decirlo, preferiría hacerme amigo suyo y que no tratase de insinuárseme.
 Aun que, realmente una de mis intenciones era tratar de recuperar parte de su memoria me preocupaba que métodos tendría que usar para que esto funcionara... En una parte de mi vida tuve que vivir con mi abuelo. Sufrimos mucho cuando tenía sus ataques de demencia senil, era muy joven para saber cómo podía ayudarlo, trate con todo lo que decía el doctor, pero nada de eso resultaba. Muchas veces tenía que esconderme en un pequeño armario para evitar que me arrojara algún jarrón o plato, pues a veces pensaba que era un pequeño ladrón en su casa o algún extraño. Si sabía que Mephiles no sufría de lo mismo que mi abuelo, pero temía en que en algún momento fuese así...

 Escuche que alguien tocaba la puerta de la habitación, me levante con mucha fatiga para abrirla. Pero como si me hubieran golpeado el rostro, me detuve a la vez que mi cara se tornaba más blanca como el mármol. Trague saliva, esperando que Mephilver entrara por la puerta y me quitara el miedo que tenía en hombros, el cual se hacía más y más grande, tanto que pesaba y me provocaba un temblar fuerte en las piernas. Se volvió a escuchar el tocar de la puerta, esta vez con más fiereza, resonando los golpes por toda la habitación. Mis piernas fallaron, teniendo que sujetarme de un escritorio para evitar caer al suelo.
¿¡Quién diablos se encontraba tras la puerta!? Si hubiera sido Mephiles hubiera entrado de inmediato, ¿Acaso era una broma de la mansión o acaso?... ¿Era la criatura de la cual hablaba Mephiles? Él había dicho que estaría bien si no saliera del cuarto, así que trate de tranquilizarme, confiando en lo que había dicho, sin embargo la puerta resonaba con mucha más fuerza, como si esta fuera a ser derrumbada en cualquier momento.
 No podía controlar mi respiración, estaba hiperventilándome, sosteniendo con fuerza mi pecho, por el fuerte palpitar de mi corazón del miedo. Deseaba volverme invisible, esfumarme, o que se detuvieran los golpes en la puerta, pero estos eran ya estruendos, incluso se escuchaba el crujir de la madera cediendo ante los golpes.
 ¿Que podría hacer? No serviría ocultarme, no se trataba de mi abuelo esta vez. Mire a mi alrededor, ni siquiera había algo con que defenderme, incluso trate de llamar a Mephiles, pedir ayuda, pero mi voz no salía de mi garganta, trataba, pero no podía emitir ni un quejido.
 Sé que siempre había sido un miedoso y temía a cualquier situación peligrosa, pero este no era el momento. Trataba de buscar valor, pero no me era posible, tenía mucho miedo, temía morir, quería irme, necesitaba salir de ahí. Fue así que de repente, parecía que estuviera bajando, o como si la habitación se hiciera más grande. Por un momento pensé que estaba sufriendo un ataque de pánico, pero era todo lo contrario, me hundía en la alfombra, esta volvía a ser una especie de fango, tragándome rápidamente. No tuve tiempo ni de forcejear contra esta, ya había salido de esta, encontrándome en otro lugar.

 ¡Ah! ¡Ahh! - Al fin podía pronunciar algo, el aire volvía a mí. Ahora me encontraba en el vestíbulo - Me-Mephiles... ¡Mephiles! Oh no... - Estaba fuera del cuarto, no solo eso, estaba fuera de alguna de las habitaciones. Me levante de la alfombra, frenético. No deseaba que de la nada la alfombra volviera a absorberme llevándome a otro lado.

 Algo me distrajo de inmediato. Otra vez el golpe de puerta, esta vez en la entrada de la mansión. Vi directamente la puerta, temeroso de lo que fuese a entrar, viendo como esta se abría lentamente con un fuerte rechinar...

 Chuck entraba a la deteriorada mansión junto con su sobrino Sonic, recorriendo la mirada por el vestíbulo lleno de polvo y telaraña. Ambos estaban preocupado por la desaparición del vendedor Silver, que había desaparecido hace tres días, Chuck ya había sugerido buscarlo, pero el único lugar que faltaba por buscar era la mansión.

 ¿Realmente crees que se haya quedado a dormir en este lugar? Literalmente está en ruinas - Dijo Sonic, viendo con repugnancia el lugar - No tenía cara que le gustasen los chiqueros.

 Este fue el lugar donde lo vieron por última vez, debe de estar aquí - El Sr Chuck se sentía culpable por no haberle prestado más atención antes - No me perdonaría si le hubiera pasado algo al muchacho...

 Tío, no es tu culpa, de seguro ya se fue del pueblo... Sus cosas ya no se encontraban en la posada donde había pasado la primera noche - Metió las manos en sus bolsillos, pasando con su tío el vestíbulo hacia los pasillos de la mansión.

 Los dos erizos recorrían sus miradas por los pasillos y habitaciones que estaban bandalizadas, quitando una que otra tabla o mueble roto que se encontraba como obstáculo en su camino. Realmente pareciera que la mansión se estaba cayendo a pedazos, con sus tapices desgarrados, sus columnas derrumbadas y rotas, sus muebles o lo que quedaban de ellos, esparcidos por toda la mansión, los desperdicios sólidos y el fuerte olor de la humedad. No querían quedarse mucho tiempo en ese lugar, solo un vistazo y se largarían de ahí.

 ¡Silver! ¡Muchacho! - Llamaba Chuck, esperando la respuesta del chico en alguno de los pasillos y habitaciones por las que entraban - Creo que habrá que buscarlo por el piso de arriba.

 Yo no me animaría mucho, Chuck. La madera del piso está muy podrida, podría romperse cuando estemos sobre este - Aconsejo Sonic, preocupado de la seguridad de su tío.

 Sera rápido, no te acobardes ahora - Respondió, subiendo las escaleras al segundo piso.

 ¡No tengo miedo! Solo que puede ser peligroso - Dijo molesto de que lo tomara por una gallina.

 Cruzándose de brazos, Sonic siguió tras Chuck por el piso superior, sin mucho éxito de encontrar el paradero del erizo blanco. El erizo más viejo se giró una y otra vez sobre si, como si sintiera que alguien se escapaba de su vista por el rabillo del ojo, una sombra, pero no lograba divisarla, temía estar viendo cosas.

 ¡Silver! ¡Sal en este momento! ¡Me tienes totalmente angustiado! - Grito Chuck, molesto por la ansiedad que tenía al no encontrar a nadie - ¡Vamos! ¡Tranquilo, si quieres no te cobro lo del otro día! Igual no puedo decir que haya sido un gran servicio el que te di... - Era todo, no había respuesta, no se encontraba en ese lugar. Entonces opto con cabeza gacha en marcharse con su sobrino - Vámonos muchacho... Ya se piro ese mocoso... - Se detuvo de repente. Había sentido algo frente a su rostro, tal vez una brisa o un insecto. Entrecerró los ojos tratando de divisar algo que no podía ver a simple vista pero solo fue su imaginación nuevamente.

 ¿Qué pasa, tío? - El tono de voz de Sonic mostraba sus ganas de salir de aquel lugar con su tío lo antes posible, tal vez porque sentía una mala espina sobre ese lugar, una parte de él le decía que no deberían quedarse por mucho tiempo en ese sitio.

 Nada, vámonos...

 Observe como los dos erizos se marchaban de la habitación, fui tras ellos esperando que abandonara el lugar lo más pronto posible.
 No comprendía por que no podían verme o por que veían la mansión como si estuviera hecha ruinas. Trate de hablarles, les grite e incluso trate de golpearlos, pero era un fantasma para ellos, los atravesaba como si estuviera hecho de humo. No quería agobiarme por ese hecho, solo quería que pudieran escapar lo más pronto posible, entonces los seguí hasta la salida. Pude notar que al estar junto a ellos los fenómenos de la mansión no se presentaban, como si fuese una cordialidad para los nuevos invitados no provocar ninguna al azar locura mágicas en el lugar.
 Ellos echaron un último vistazo al lugar antes de cerrar la puerta tras ellos y dejarme como una simple ilusión. Voltee tras de mí, tratando de comprender por qué ellos no vieron lo que yo cuando entre a este lugar, e incluso, ellos duraron el mismo tiempo que yo al estar en este sitio y no quedaron atrapados... Algo muy raro pasaba y trataría de averiguarlo. Buscaría a Mephiles y fuese a recordarlo o no, tendría que sacarle la razón a la fuerza.
 Marche con desdén entre los pasillos que me llevaban al azarmente de un lugar a otro, sin embargo eso ya no me importaba.

 Buscaba desesperadamente en la habitación donde se encontraban los maniquíes y de esta, pase a la que se encontraban las enormes montañas de pilas de muebles sin éxito de conseguir nada.
 Salí de la habitación hacia los pasillos y la puerta tras de mi desapareció como todas las que se encontraban en el corredor, y hubiera continuado con la búsqueda, pero escuche en el pasillo un salpicar de algo pegajoso contra el suelo.
 Me paralice de inmediato. Pensaba que se trataba de Mephiles, pero al voltear hacia mi derecha, al final del corredor, se encontraba una criatura, tan grande como un bisonte, e igual de corpulento, andaba en sus cuatro patas pero en una postura como la de un gorila. Tenía entre su lomo saliendo vigas y trozos de un piano y trompeta, las cuerdas del piano se enredaban entre sus manos y brazos, formando una especie de arpa. Su rostro era como el de un reptil con enorme quijada que ocultaba parte de su mandíbula, mostrando sus enormes colmillos grisáceos que parecían formar parte de un tubo de órgano. Y sus ojos, oh, sus cuatro ojos verde brillante, como los de Mephiles, chorreando una sustancia de color azul, espesa y burbujeante.

 El enorme monstruo de piel azul grisácea dio un paso que estremeció todo el lugar, me observaba como una pequeña pulga, una mugre en el lugar y yo tan solo estaba paralizado como bambi. Dio otro paso con sus enormes garras, rasgando parte del suelo de madera con la alfombra. Exhale con fuerza, para tomar una gran bocanada de aire tembloroso, volviendo a hiperventilarme, observando como la criatura tomaba una posición más hostil, gruñéndome como advertencia. Realmente deseaba moverme, deseaba correr como un marica gritando por ayuda, pero estaba en shock. El monstruo dio otro paso más, provocando un estremecer en mis piernas, me caería en cualquier momento al suelo indefenso por completo y no lograría de ninguna manera huir de mi cruel destino.

 No... ¡NO! ¡No tengo miedo! - Grite eufórico, alzando mi pecho, irguiéndome por completo.

 La gran criatura soltó un espantoso gruñido, similar al de un búfalo combinado con un sonido de un fonógafo dañado y un órgano oxidado, expulsando ese líquido azul por su boca, emprendiendo corrida hacia mí. De inmediato huí de él, increíblemente rápido, no sabía de donde había sacado el valor y la velocidad para haber podido mantener una distancia segura entre el monstruo y yo. Miraba por el rabillo del ojo que tan cerca me iba pisando los talones y con suerte, a pesar del tamaño y la fuerza que este tenía, era bastante torpe y tropezaba con cada esquina y mueble del pasillo, aun así continuaba corriendo, buscando alguna puerta para escapar de este monstruo.

 ¡MELPHILES! ¡AYUDA! - No esperaba correr todo el día, esperaba que Mephiles se diera cuenta que ya no me encontraba en el cuarto - ¡EL MONSTRUO ESTA TRAS DE MI! - Corría tras un largo y enorme corredor, con una gran puerta al final. Al fin podría escapar de esta bestia, pero mi suerte era tan mala, que la mansión empezó a jugar sus sucios trucos de magia contra mí. Las paredes se acercaban  más, volviéndose cada vez más y más estrecho ese corredor - ¡OH NO! ¡DEMONIOS! - Aun así la criatura, a pesar de lo ancho que era, rompía las paredes con su fuerza bruta, quebrando la madera que le apretaba los robustos brazos que tenía.

 No me detendría aun, no sin darlo todo hasta caer. Di grandes zancada, largas y rápidas como si fuese un atleta olímpico. Me acercaba a la puerta del final, sin embargo el pasillo se alargó más cuando ya solo me quedaban unos cuantos pasos, como en una pesadilla. ¡No dejaría que esta mansión me derrotara! Seguía corriendo, volviéndome a acercar a la puerta, pero nuevamente el pasillo se alargó, pero esta tomo una curvatura muy cerrada, teniendo que impulsarme con la pared para poder girar rápidamente. Con suerte el monstruo no tuvo tanta suerte como yo y choco contra la pared. No tardo en continuar persiguiéndome, sacudiéndose un poco antes de lanzar otro gruñido aún más estruendoso, dejándome casi sordo y provocando que las paredes se derrumbaran tras mío.

 Oh no, oh no, ¡Oh no! - La puerta se desboronaba como todo el pasillo, y yo entre todo eso.

 Grite, cayendo a otro nivel de la mansión, uno donde el suelo era resbaloso e iba en bajada. Casi me golpee la nuca al resbalar en esta, deslizándome a lo más profundo de ese piso. El monstruo ya no seguía tras mío, pero no sabía hacia donde me dirigía, solo seguí descendiendo en esa especie de tobogán hasta llegar a un salón. Me deslice hasta llegar en el medio de este, levantándome con dificultad. Con suerte el suelo estaba tan bien pulido que no había dañado mi ropa.
 Me sacudí un poco la suciedad y recorrí mi mirada buscando una salida. Solo había una puerta, la cual me llevaba a otro salón mucho más grande, solo que este se veía más elegante. Se encontraba repleto de asientos de teatro, rodeando el centro de la habitación como si se fuese a desenvolver una obra en el medio de esta.

 Mephiles... - Musite, buscando en los rincones alguna señal de él. Podría seguir buscando, había tres puertas más en la habitación, pero no quería volverme a encontrar al monstruo, arriesgando mí no tan buena suerte.

 Escuche fuertes pisoteadas, junto con rasguños contra la madera y se escuchaban cada vez más cerca. Trate de localizar de qué puerta provenía, pero no era así... Las pisadas... Se escuchaban sobre mí. Al mirar al techo vi como la madera se hundía según la bestia se movía. Y en un momento, este rompió el techo, cayendo en el medio del salón. La criatura se levantó del suelo soltando un gruñido gutural, girando a verme con furia en sus ojos, chorreando aún más de ese líquido viscoso que empapaba todo el suelo.

 Ale... ¡Aléjate! - Le grite mientras retrocedía y la criatura respondió con un rugido aún más fuerte - ¿Qué es lo que quieres? ¿¡Eh!? ¡No te hecho nada! - Otra vez apretaba mi pecho, sentía como si mi corazón podía salirse de su lugar hacia mi boca. La criatura continuaba gruñendome, esta vez resonando más las partes de instrumentos dañados que se incrustaba en su cuerpo. Dio un paso hacia atrás, soltando un quejido, botando más de ese líquido azul, a la vez que trataba de entonar bien los instrumentos al unísono, logrando solo un ruido desgarrado de parte de estos - Yo... No entiendo - La criatura dio un paso hacia mí, molesto, alzando su pata delantera para encestarme un gran golpe.

 Lo esquive por poco, lanzándome al suelo, deslizándome entre sus piernas, dirigiéndome a una de las puertas, trate de abrirla pero no cedía, estaba cerrada... Estaba totalmente acorralado. La bestia troto hacia mí, tratando de embestirme, y en buen momento, Mephiles salto desde el piso superior, golpeando a la criatura en el rostro, desviándolo de su rumbo. Ambos rodaron por el suelo, chocando contra los asientos, al parecer, Mephiles si le había encestado un buen golpe para haberlo tumbado de esa manera.

 ¡SILVER! - Gruño Mephiles, levantándose con coraje, viéndome con rencor en su mirada - ¡TE DIJE QUE TE QUEDARAS EN EL CUARTO! - Si pensaba regañarme precisamente en ese momento, realmente estaba demente. El monstruo no tardo en levantarse también y responder ante el golpe de Mephiles, lanzándolo de un golpe hasta el otro lado de la habitación.

 ¡Mephiles! - Quise ir a ayudarlo, pero el monstruo se centró en mí nuevamente, avanzando lentamente a mi dirección, pero de inmediato Mephiles se levantó y le lanzo varios asientos con un hechizo de levitación. El monstruo volvió a centrar su ira contra él, marchando donde se encontraba, con deseos de hacerlo añicos y Mephiles le miraba del mismo modo.

 El monstruo ataco primero, lanzándole asientos con su garra y Mephiles las esquivo, formando luego en el aire unos símbolos oscuros, de los cuales, se materializaron trozos metálicos cilíndricos y estos salieron disparados como flechas hacia el monstruo, dañándole gravemente.

 ¡Te dije, que no salieras del cuarto! ¿¡Que se suponía que hacías!? ¿¡Acaso te gusta ponerte en peligro todo el tiempo!? - Me regañaba mientras disparaba más de esas cosas.

 ¡No me regañes ahora! ¡No fue mi culpa que la alfombra me llevara a otro lado! - Respondí furioso, hiendo donde se encontraba este, resguardándome tras él.

 ¡No digas disparates! ¡Yo soy el único que puede hacer eso! - Ahora el monstruo se defendía de los trozos metálicos que desprendían chispas con el choque de sus fornidos brazos cubriéndole el rostro en forma de cruz, mientras la bestia avanzaba lentamente hacia nosotros.

 ¡Ni por muy aburrido o hambriento que haya estado, habría salido de la habitación! - Le respondí molesto, viéndolo como si todo fuese su culpa.

 ¡¡AH!! - Grito molesto, formando otros símbolos color rojo, saliendo de estos, cuerdas rojas, atando a la bestia desde sus patas - ¡Te juro por Dios que si vives por hoy te cobrare toda esta mierda! - Lo mire furioso ante eso, observando luego como la criatura forcejeaba contra las cuerdas.

 ¿Cómo lo detenemos?

 ¡No hay forma! Ahora que nos encontró no se detendrá hasta que el día termine - Me preocupe más, sobre todo porque la bestia reventó las cuerdas y salió corriendo hacia nosotros desesperadamente para embestirnos. Mephiles me tomo del brazo, y se deslizo en el suelo como una gran masa, llevándome sobre él. pudimos esquivar el ataque por poco, gracias a su rapidez en desplazarse con esa forma - ¡Vete de aquí! ¡Trata de irte a alguna habitación y no salgas hasta que te encuentre mañana! - Dijo volviendo a adquirir su forma, creando otra vez los símbolos negros, disparando más flechas metálicas.

 Lo observe por un momento, viendo como distraía el monstruo, llevándolo lejos de las puertas. Seguí tratando de abrir esta y las otras, pero todas estaban cerradas, di patadas, lance las sillas contra estas, pero nada, no se abrirían. Volví a voltear donde se encontraban las dos criaturas, combatiendo con lo que tenían en mano, sin ceder ninguna y sin retroceder en ningún momento.
 Mire hacia arriba del techo, donde el monstruo había dejado el agujero, midiendo que tan alto estaba para poder alcanzarlo. Entonces note que aún no se reparaba el agujero. Se suponía que todo los materiales dañados se volverían a reparar dentro de la mansión, pero está más bien formo un agujero perfecto, exactamente sobre el medio del salón, formando un gran y enorme candelabro con los trozos de madera y cerámica que habían quedado en los destrozos del piso superior. ¿Por qué ocurría esto? ¿Qué diablos significaba todo esto?... La sustancia azul ya llegaba a donde estaba, la criatura no paraba de botarla entre sus orificios. ¿Por qué era azul? ¿Por qué tenía instrumentos musicales en su cuerpo?...

 Se escuchaba otro quejido del monstruo, junto con los sonidos de los instrumentos desafinados aparentando como si estuviera sufriendo. ¿Qué era lo que trataba de decir? Note entonces en los instrumentos que llevaba en todo su cuerpo, que tenían manchas de color bronce y azul del óxido, tal vez fuese eso el por qué escupía todo ese líquido, trataba de sacar el óxido de él.

 ¡Mephiles! ¿¡Acaso conoces un hechizo que elimine el óxido!?

 ¡No soy una clase de mago de la limpieza! - Sin entender lo que decía, continuaba sus ataques - ¡Dije que te fueras!

 ¡No entiendes! ¡Tal vez así pueda detenerse! - Aun si entender, volvió a mirar a la criatura, pensándolo bien antes de convocar unos símbolos bajo los pies de esta.

 ¡Está bien! Lo intentare - Entonces como si se tratara de polvo, el óxido de todos los instrumentos del cuerpo del monstruo salió volando por los aires, desintegrándose hasta volverse nada. Sin embargo, el monstruo no paraba de atacar a Mephiles, tratando de golpearlo con sus garras - ¿¡Ahora que!?

 ¡Espera! ¡Déjame pensar!

 ¡NO ME JODAS! - Esquivo por poco otro ataque del monstruo - ¿¡Qué diablos estas planeando!?

 Trate de descifrar que más podría calmar al monstruo. ¿Que era? Tan solo... ¿Música? El monstruo resoplaba junto con todos los instrumentos, sonando esta vez con mejor tonalidad pero demasiado de-sincronizado. Ahora como podía hacer que sonara coordinado, mire a todos lados, desesperado por saber cómo ayudarlo. Tan solo pude pensar en hacer el trabajo de un metrónomo. Rompí las patas de una silla, la cual de inmediato le crecieron dos más como si brotara como raíz.

 ¡HEY, MONSTRUO! - La criatura voltio hacia mí, gruñendo con fastidio - ¡PREPARADO! - Dije alzando los palos, viendo con seriedad a esa bestia - ¡Mephiles, ven! - Este de inmediato corrió hacia mí y el monstruo tras él, no queriéndolo dejar escapar.

 Una vez Mephiles estaba a mi lado, tan solo un poco para que el monstruo nos envistiera, golpee las dos patas de la silla repetidamente, de manera sincronizada como lo haría un metrónomo. La criatura freno de inmediato, quedando tan pocos centímetros cerca de nosotros, su resoplar hacia que mi pelaje se despeinara.

 Funciona - Murmure sin detener los golpes de palo. Las cuerdas del arpa se movían por si solas, entonando una suave melodía, luego se escuchó las teclas de un piano, con tonos graves, seguido se escucharon varios instrumentos de aire, trompetas, flautas y un órgano; era algo, pero, no estaban sincronizados, algo más faltaba, la criatura quería hacer el trabajo de una orquesta pero faltaba alguien que la dirigiera - Mephiles ¿Por casualidad no sabrás hacer de director de orquesta musical?

 Yo... Puede que... - Dijo pensándoselo un poco, tomando una de sus espinas como varita, golpeándolo contra su sien para hacer un sonido que pusiera atento al monstruo, moviendo de ultimo sus manos, fluida y lentamente.

 Entonces, se empezó a escuchar una magnifica música en toda la habitación, tan coordinada y tan melodiosa, que nos calmaba de inmediato de todo el estrés que habíamos pasado. Mephilver como si se dejase llevar por la música, continuaba lleno de inspiración, moviendo sus brazos con tal pasión que parecía estar sumergido en un trance al igual que el monstruo, que ahora suspiraba emitiendo un sonido de flauta de pan al hacerlo, tan relajado como lo estábamos nosotros, sentándose en el suelo, regocijándose con los sonidos que sonaban por todo su cuerpo.

 Lo logramos – Ya había detenido los golpeteos de palo, ya ambos proseguían con su sinfonía - Eso era lo que quería, volver a ser una orquesta... - La canción llegaba a su gran final, llegando al clímax para luego ir atenuándose poco a poco, para terminar con unas ultimas notas de piano y arpa. Entonces la bestia cayo agotada y finalmente apaciguada, desapareciendo y dejando tras ella todos los instrumentos que habían compuesto la canción.


 Nos miramos las caras por un momento, algo incrédulos aun, y luego, como si se tratase de un chiste, nos reímos aliviados de haber terminado con todo eso, todo esto por solo hacer música.
 No dijimos mucho devuelta a la habitación, entramos desde una pintura soltando unas pequeñas carcajadas como felicitándonos por el trabajo de hoy.

 Jajaja. Wau, de verdad eres increíble como hechicero - Le alague, sentándome en un mueble y estirando mis piernas cansado - Además, tengo que agradecerte por llegar a tiempo y detener ese monstruo antes de que me atacara.

 Si, ya sería la tercera vez que te salvo la vida - Comento con un tono de narcisismo, viéndome de reojo como si me colocara el precio de sus servicios.

 ¿Disculpa? Pero si no hubiera sido por mi idea continuarías luchando con esa cosa por el resto del día y por el resto de tu vida - Le dije cruzándome de brazos, viéndole desafiante.

 ¡Ja! Lo dices como si me hubieras salvado el pellejo. Te recuerdo que no estoy lo suficientemente vivo como para agradecerte de por vida - Aun así no me gustaba su forma de decirlo, un gracias era lo que quería.

 Como sea. Por lo menos terminamos con este lío - Dije torciendo mis ojos hacia otra dirección, soltando un resoplido.

 Hablando de líos. ¿Cómo fue que saliste del cuarto? Si lo primero que te dije es que no salieras de este - Se volteo a verme, colocando sus puños sobre su torso como si se preparaba para un sermón.

 ¡Eso mismo quiero hablar contigo! - Me levante de golpe de mi asiento, acercándome con coraje hacia él - Esa criatura estaba por derrumbar la puerta a golpes y fue entonces que la alfombra me trago y me escupió hacia otro lado. ¡Ah! Y luego entraron dos personas a la mansión y...

 Espera, espera, espera... ¿¡Te trago la alfombra y te escupió hacia otro lado!? - Claro que no me había explicado bien, pero era mi euforia la que no me dejaba explicárselo – Además, la criatura no hubiera podido derrumbar la puerta, seguro son desvaríos o viejos trucos de la mansión que te hicieron pensar eso.

 Está bien, aun haya sido eso, no explica lo que paso después. Al igual como entramos la última vez desde la alfombra, paso lo mismo, llevándome hacia otro lado... ¿Comprendes?

 Si... Pero eso es imposible...

 ¡Luego ocurrió que dos personas del pueblo entraron en la mansión! - Le dije interrumpiéndole, más nervioso por lo sucedido después de la alfombra - Los conozco y además no me pudieron ver, ni siquiera creo que podían ver la mansión como yo.

 ¿En serio? - Dijo impresionado por ese dato - La verdad creo que eso es normal con los habitantes del pueblo...

 Lo que no entiendo es porque a pesar de que ellos permanecieron el mismo periodo de tiempo que yo, si pudieron salir de la mansión ¡Y yo no! - Me encontraba molesto e impotente, ¿Por qué solo me ocurría a mí? - Quiero una explicación y la quiero ahora, no cuando te acuerdes, ¡Ya! - Dije al fin, viendo molesto al ente, que se quedó viéndome como si el tampoco tuviera idea. Se quedó callado por un rato, rascándose el mentón, viendo a todos lados como si estuviera encajando las piezas de un rompecabezas.

 ... No tiene sentido... - Dijo en voz baja, viéndome por un largo momento con aire preocupado. Hasta que abrió los ojos como dos grandes platos, llevándose las manos a los laterales de su torso lentamente - Tengo que comprobar algo... Déjame ver tus manos.

 ¿Que? Acaso... ¿Vas a ver mi futuro? - Me oculte las manos bajo mis axilas, receloso.

 ¡No! Tengo que ver si hay algo en ti que influye con el comportamiento de la mansión - Me tendió la mano, esperando que hiciera caso.

 Ciertamente, no me gustaba tocar la mano de otro, por eso a veces usaba guantes, pero esa no era la ocasión. Extendí ambas manos y el las tomo viendo mis palmas.
 Luego de observarlas por un rato, soltó una de mis manos y la otra observo su dorso para luego voltearla y seguir viendo mi palma, recorriendo con sus garras cada línea y trazado en ellos, provocando que me diera un fuerte cosquilleo en esta. Observo mi rostro por mi reacción y volvió a ver mi mano, dándole un rápido pinchazo, provocando que sangrara. Di un pequeño brinco por la punzada, queriendo retirar mi mano, pero él la sostuvo con fuerza, haciendo un movimiento de manos sobre la mía.
 Salieron chispas de mi mano y luego de esta salió una especie de humo de color verde menta, que luego empezó a brillar y tomo forma como si se tratara de agua que envolvía todo mi brazo.

 ¿Q-que pasa? - Dije asustado de todo eso que recorría mi brazo y se aproximaba a mi rostro - ¿Qué es eso? - Lo detuvo al soltar mi mano, me miro impresionado al igual que yo a él, abriendo su boca de par en par tratando de decir algo, pero solo salieron balbuceos. Se aclaró la garganta y pronunció con claridad...

 Es magia... Recorre en tus venas... - Su mirada estaba en el vacío - Es por eso que la mansión te atrapo, funciona al igual como un imán hacia la magia. Es la razón por la cual estas atado a este lugar...

 ¿Que? - No me lo creía. Vi mis dos manos como si estas no fuesen mías, aun incrédulo de lo que me decía - Eso es bueno... ¿No? Ya sabemos la razón por la que quede atrapado, entonces debe de haber alguna forma de...

 Yo también tengo magia, Silver y no he podido escapar de la maldición - Me interrumpió sacándome a la realidad.

 Claro... Es cierto... Estamos como antes entonces - Dije con pocos ánimos.

 Pues no del todo - Alce mi mirada queriendo escuchar buenas noticias - Ya sabemos la razón y lo bueno es que debe de haber una excepción contigo, porque a diferencia de mí, tu estas vivo, eso puede alejar más el lazo de la maldición que tienes con la mansión - Sonreí de oreja a oreja. Al fin, era un progreso después de días de búsquedas interminables entre libros.

 ¡Increíble! Podre ser libre entonces. Si hay oportunidad - Mephiles asintió con un semblante alegre por mí - Eso... También significa que soy mago ¿No?

 Solo si tú lo quieres... - Dijo con añoranza en su mirar, como si estuviera repitiéndose un momento de su vida.

 Mmmm... No estoy muy seguro - Me encontraba muy conmocionado con todo, no me sentía preparado para ser tal cosa - Yo... Preferiría no elegir aun, necesito procesarlo junto con todo lo de hoy.

 Ah, está bien - Dijo en tono de impresión. Tal vez esperaba que aceptara de inmediato como una novia a un anillo de compromiso. Se dirigió a la cama, dando una gran estirón antes de acostarse cerca de la orilla de esta - Me siento demasiado muerto.

 Que metáfora - Comente sentándome a su lado, pero sus fuertes ronquidos me conmocionaron - ¡Mephiles, no te duermas! ¡Tengo hambre! - Se quejó con un fuerte gruñido, levantándose de la cama para luego salir desde la pintura por la que entramos y de inmediato volvió por esta con un plato lleno de comida, entregándomelo para luego acostarse mientras me observaba agotado - ¡Gracias! - Él tan solo soltó otro quejido como respuesta, lo ignore, pero pude ver por el rabillo del ojo como este me observaba fastidiado. 

 No tarde mucho en devorarme todo lo que contenía el plato, dejándolo en la silla de noche que se encontraba al lado de la cama. Observe si Mephiles ya se encontraba dormido pues no hacia ruido, y en efecto, ya estaba plácidamente dormido en posición fetal, como si fuese un animalito acurrucado. No pude evitar sonreír por esa conmovedora escena, no lo había visto así y ni esperaba verlo de esa manera jamás; él suspiraba con una tranquilidad parecida al de un tigre en su siesta de medio día. Tal vez fue por la curiosidad por saber cómo sería acariciarle o una manera de agradecerle todo lo de hoy, que extendí mi mano para acariciarle la cabeza, pero como si fuese un reflejo, me mordió levemente. No me hizo mucho daño pero sí que me asusto.

 ¡Ah! ¡Mephiles! ¡Suelta! - Dejo de morderme, pero se había abalanzado sobre mi - Mephiles, vamos - Parecía estar aún dormido, tal vez estaba sonámbulo, pero volvió a quedarse dormido sobre mi pecho. Era enternecedor, así de agotado se debía de encontrar. No pude despertarlo, sobre todo por que empezaba a sentir sueño, como si se tratase de un virus que me había contagiado.

 Bostece, somnoliento, acostándome en la cama con un peso, más que el de Mephiles sobre mí, sintiendo su respiración con la mía, durmiéndome sin tardar.

 Pasaron tan solo unas horas cuando sus ojos se abrieron lentamente, lleno de un hambre indescriptiblemente fuerte, al igual que su lujuria. Observo los esforzados movimientos de respiración del erizo blanco por el peso extra que tenía sobre su pecho. Se irguió sobre la cama, estando sobre Silver, apoyado sobre sus brazos para mantener cierta cercanía con el rostro de él. Estaba tentado a robarle un beso, pero no deseaba apresurarse, quería aumentar sus ansias por él, recorriendo todo su cuerpo con una mirada cargada de lujuria, paseando sus garras desde sus piernas hasta sus muslos y luego su ingle; quería sentir la textura de su piel, pero se tomaba su tiempo. Soltó un gran suspiro, anonadado por la espléndida vista que tenía ante él nuevamente, como en aquella noche, solo que esta vez tendría más oportunidad de aprovecharse de su querido huésped.

 Oh, Silver... ¿Por qué me haces sufrir de esta manera? ¿Que no sabes lo que es estar ante alguien tan hermoso y no poder probarlo ni un poco? Al igual que cuando tienes tanta hambre y estas frente a un gran banquete sin poder probarlo... Sin si quiera... Que se te permita olerlo - Murmuraba muy bajo, acercándose al cuello del erizo blanco, oliendo su aroma como si fuese su primera bocanada de aire después de aguantar la respiración durante mucho tiempo - ¿Cómo esperas que sea más fuerte que mi deseo?

 Dio una rápida lamida en su cuello, emocionándose rápidamente, pero conteniéndose a la vez para no terminar tan rápido con su diversión. Soltó una pequeña risa, viendo el rostro del erizo que emitió un leve gemido, sorprendido de que aún no despertara. Acaricio sus mejillas con ternura, bajando su mano hacia su pecho, con sus garras, provocando una leve reacción del erizo que se estremeció tan solo un poco. Soltó otra risita, continuando más abajo hasta llegar al pantalón, retirándole los botones de este para pasar su mano bajo la camisa, recorriendo con sus garras su abdomen, subiendo hasta su pecho. Silver se estremeció bastante, soltando un gemido más fuerte, pero aun permanecía en sueños. Eso le encantaba a Mephiles, verlo así, provocándole esos fuertes estrepitares, pero quería más...
 Termino desabrochando todos los botones de su camisa, revelando su pecho, observando como este se movía aceleradamente por las sensaciones que le provocaba el ente.
 Prosiguió con sus caricias, esta vez alrededor de los pezones de Silver, jugueteando con estos, pellizcándolos y puyándolos con sus garras, excitándose aún más por los gimoteos que soltaba el erizo. No se detendría. El erizo no despertaba con nada de lo que hiciera, sintiéndose invitado a continuar más haya, hasta reventar en locura por profanarlo. Se recostó tan solo un poco sobre el erizo blanco, para poder lamer todo su torso desde la ingle hasta su pecho, saboreando el sabor salado de su cuerpo como si fuese su primera probada de algo en años. Quería mas...
 Comenzó a chupar estruendosamente su pecho, como si esperase conseguir algo de estos, pero aun así continuaba, deleitándose más que con el sabor, sino también con los gemidos del erizo blanco. Se detuvo, soltando una leve carcajada, viendo el rostro ruborizado del chico.

 ¿En serio no piensas despertar? Realmente te está gustando. Lo deseas desde hace tiempo, tu cuerpo lo pide - Se dirigió al chico pero este no estaba consciente de lo que sucedía, estaba sumergido en un sueño - Jajaja. Realmente quieres que continúe. Ya hubieses despertado golpeándome todo el rostro - Apretó ambos pezones fuertemente, consiguiendo como respuesta un fuerte gemido del erizo, que mostraba un rostro tiernamente angustiado - Tienes que despertar... O terminare... Terminare haciéndote mío...

 En parte él deseaba que despertara, viéndole hacer todas esas cosas impugnas con su rostro avergonzado, pero otra parte de él deseaba continuar hasta el amanecer, sin arrepentirse de lo que fuese a hacerle.

 Por algo habías venido a esta mansión - Se acercó a su rostro, acariciando su mejilla con su nariz - Tal vez por otra razón en particular, pero al final, solo era para estar conmigo... - Dio una larga lamida en toda su mejilla, sintiendo el calor de estas con su lengua - De otra manera no te hubieras quedado atrapado aquí conmigo, no... Ya había intentado algo parecido, pero tú solo pudiste verme, chico mágico... - Continúo besando casi todo su rostro, aproximándose hasta la comisura de los labios pero nunca besando estos - Terminaras siendo mío, mío...

 Bajo a su cuello, dejándole un doloroso chupón y así fue bajando, dejando chupones hasta llegar a su abdomen, bajando un poco sus pantalones para sentir y acariciar sus caderas, llevando sus manos a sus glúteos y rasguñarlos con sus garras, estremeciendo aún más al erizo, el cual soltaba fuertes gemidos. A esto Mephiles le gustaba, le gustaba demasiado. Empezó a hacer un masaje en todo el cuerpo del erizo, provocando más gemidos y escalofríos de su parte. Poco a poco el ente, perdía la razón. Realmente estaba conteniéndose, se contenía de no hacerle más daño, por no hacerle derramar lágrimas, por no penetrarle con su ya erecto miembro que chocaba con la del otro erizo bajo suyo.
 Mephiles mostraba una sonrisa pervertida, llena de un pecado tan pesado que lo acercaba más al pobre erizo dormido, chocando su rostro con el cuerpo desnudo de este, llenándolo de su saliva que escurría de su boca. Quería ya comenzar a penetrar al pequeño erizo, quería desahogarse de una vez, pero quería volverse loco por la espera de la carne del otro, quería llegar a su límite y explotar dentro del erizo blanco con tal euforia que lo destrozase.
 La mano de Silver topo con el rostro de Mephiles, tratando de empujarlo con esfuerzo. El ente se levantó a ver el rostro del erizo, notando que su preocupado rostro delataba que se encontraba en una especie de pesadilla. RÍo por lo bajo, por el hecho de que tal vez se encontraba en una. Tomo la mano de Silver, besándola con mucho cariño, colocándola en su mejilla esperando que esta reaccionara y le acariciara con el mismo cariño, pero era obvio que no sería así, no después de todo lo que le había hecho sin su consentimiento.

 No sé si detenerme a estas altura... Estoy tan cerca de querer volverme uno contigo... Sería una lástima tanto esmero que he tomado en tu dulce cuerpo - Extendió uno de los dedos de la mano de Silver, llevándoselo a su boca, lamiéndolo y luego chupándolo, empapándolo de su saliva - Tan solo dime... Dime que me detenga ahora... - Lamio toda la palma de la mano, mostrando luego un rostro extraño. Algo había probado, observo la mano y vio la sangre que escurría por una herida de mordida que él mismo le había dado. Comprendió entonces que Silver no se despertaría sin importar cuánto daño le hiciese, pues sin querer, le había plantado un somnífero potente y este hacia bien su función, manteniendo al erizo en un sueño que se volvía mas tétrico con cada toque que le hacia Mephiles.

 Se sentó rápidamente en la cama, viendo como el erizo blanco temblaba y respiraba con mucha fuerza por el calor en su cuerpo. No era su culpa…. Vio una vez más la mano del erizo blanco, observando la punzada en su palma, comprendiendo entonces que algo le había hecho actuar así, además de su voraz lujuria contenida durante años.
 Tomo la mano de Silver, relamiendo la poca sangre seca que quedaba entre sus dedos, reaccionando con un gran suspiro de gusto. Era como si se sintiese recargado, sentía que algo más le daba esa sangre y entonces lo supo.
 La magia dentro de su cuerpo era lo que desde un principio le había hecho actuar con ese apetito pecaminoso, provocando que incluso lo mordiese dormido, en busca de su magia, convirtiéndolo en un ser que podría dejar de pensar en la razón por tan solo probar más de esa carne, empapada de esa dulce sangre mágica.
 Temía que eso fuese lo que lo volvería loco por tenerlo y que fuese lo que la mansión había hecho para tenerlo también. La magia que hacía falta en ese lugar, la buscaba, y precisamente vino a parar este erizo, ignorante de su habilidad, con un destino el cual podría terminar siendo tan solo polvo y magia, unido a la maldición.

 Que peligroso... – Musito Mephiles, relamiendo sus labios antes de que estos se ocultasen sobre su piel – Por esa razón me tenías tan embobado con tu condenado cuerpo – Dio una última caricia al cuerpo del erizo dormido, terminando con abotonar toda su ropa, dejándolo como antes – De ahora en adelante, tendré que mantenerme más alejado de ti… Es realmente una pena – Coloco su mano cerca del rostro del erizo, esparciendo una especie de vapor, el cual despertaba lentamente a Silver – Por ti… Me esforzare.

 Que horrible sueño había tenido, soñaba con un montón de mini monstruos como el de los instrumentos, mordiéndome y rasguñándome todo el cuerpo. Podía sentir todo, con suerte no dolía mucho, más bien... Daba algo de cosquilla, pero era realmente incomodo, provocaba otra sensación que no me gustaba.
 Me incorpore en la cama, notando que Mephiles ya se encontraba despierto en la orilla de esta, viendo al frente. Me frote el rostro, quitándome de encima el poco sueño que tenía, posicionándome al lado de Mephiles, tratando de ver lo que él vía en el fondo de la habitación.

 Perdona… Por la mordida… Sin querer te plante un somnífero – Se disculpó, aun sin verme al rostro, como si pensase algo mas – Tienes que saber que tú, al igual que yo, necesitas dormir más y comer más, pues la magia que gastamos es parte de nuestra energía vital y se necesita recuperarla inmediatamente o podrías sufrir de desmayos y estar más vulnerable a sufrir de resfriados y otras enfermedades – No estaba seguro de lo que decía, nunca necesite dormir más o comer más de lo normal – Esto, claro, de seguro no necesitaras hacer nada de eso si no usas tu magia.

 Si… - Dije pensando en si llegaría a usar mi magia, tal vez siendo mago o hechicero, o incluso un brujo.

 Dime, ¿En algún momento de tu vida fuiste muy enfermizo? – Habiéndolo preguntado, si había sido muy enfermizo toda mi vida. No podía tener un pequeño resfriado pues pareciera que estaba al borde de la muerte.

 Sí, soy muy enfermizo – Respondí, preocupado por dentro, por si hubiera estado haciendo algo malo todo ese tiempo.

 Es normal, yo también lo era cuando estaba vivo, he incluso conozco formas las cuales se puede evitar enfermarse – Comento, viéndome de reojo, como si estuviera animándome – Haré todo lo posible para cuidarte.

 No es para tanto, solo… Trata que nada me llegue a herir de gravedad – Me apenaba su muy repentina amabilidad, sobre todo porque trataba de no mirarme a la cara - ¿Pasa algo?

 ¡No! – Exclamo nervioso, apretando la cobija de la cama – Es que… Nos quedamos dormidos en la misma cama… Prácticamente eso es dormir juntos – Mi rostro se ruborizo un poco pero solo pude soltar una pequeña risa nerviosa, ocultando mi rostro.

 ¡Vamos! No comiences. Solo fue esta vez, por estar muy agotados – Él no respondió, agacho la cabeza como avergonzado de ese hecho. Jajaja, tal vez se arrepentía de haberse quedado dormido y no haber siquiera visto un poco de mi cuerpo sin ropa. Pobrecito – Dejemos para otro día la búsqueda del hechizo. Quisiera hacerte una pregunta… - Al parecer eso lo había puesto más nervioso, se encorvaba aún más, ocultando su rostro poco expresivo - ¿Vale la pena ser un Hechicero?  

 ¿Ah?... – Como si la pregunta le hubiese confortado, se irguió y volvió a verme - ¡Por supuesto! Podrías no tan solo mejorar tu vida si no la de muchos, podrías lograr cosas que ninguna persona común podría hacer ni con todos sus años de conocimiento… - Continuaba mientras movía sus manos como si tratase de encantarme a que escogiese la profesión de hechicero – Puede que sea algo peligroso pero con un buen tutor conseguirías aprender todo lo necesario sin ningún riesgo.

 Jajaja. Está bien – Me quede callado durante un rato, dejándolo con el suspenso – Pero… ¿No sería más beneficioso ser brujo? – Pregunte hipotéticamente para ver su reacción de preocupación y frustración. Realmente el detestaba incluso la idea de tener que ver con la brujería – Digo... Por el hecho de que los brujos son expertos en maldiciones.

 ¿Realmente quieres serlo? – Pregunto algo frustrado.

 No es como si fueses a enseñarme, no eres brujo. Aun así, la hechicería practica la brujería ¿No? Eso sería la mejor opción – Mostró un rostro aliviado, mirándome con esperanzas de que podría ser la mejor manera de conseguir librarnos de nuestros problemas.

 Sería un placer ser tu tutor, Silver – Dijo con una conmoción en su tono de voz. Me animaba verlo así, tal vez, no era tan mala persona después de todo.

 Muy bien. Entonces estudiare para ser hechicero mientras este aquí ¿De acuerdo, maestro? – Dije en tono de broma, pero esto le había provocado un fuerte sonrojar, teniendo que tapar su rostro con su mano.

 Jajajaja, ¿Por qué eres tan bueno? – Volvió a ocultar sus labios, mostrando otra vez su lúgubre mirar – De acuerdo. Comenzaremos con la escritura y el lenguaje antiguo. Será más rápido de lo que crees – Dijo, aun que realmente no sonaba así. Tener que aprender todo un idioma me ponía ansioso, no lo había podido lograr con el latín, ¿Cómo lo haría con otro?

 Okey, haré lo mejor que pueda.

 Se levantó de la cama y me miro como si fuese el siguiente que fuese a tomar su herencia en la magia, haciéndome una seña de mano para que lo siguiese.







 ¡Hola a todos! Tenia este fanfic abandonadito, pero ya volví y con dibujos nwn Espero les haya gustado y estén atentos a más... Y aquí les dejo un dibujito algo lemon de Silver siendo abusado por Mephiles mientras dormía ¬w¬ Bueno, hasta la proxima ;3





4 comentarios:

  1. Aaaaaahhhhh!!!! Ahi lo tenias Mephiles, estaba drogado!!! Aaaahhhh!!!
    Pero que emocion, tal vez esto de ser su tutor los una aun mas! Me encanta este fanfic, agshajd Gracias pot avisarme x3!!!

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    1. De nada uwu es un gusto! Me alegra que te haya gustado :3

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  2. Que bueno que pudiste publicar este genial capitulo , pobre Silver ser devorado por un monstruo musical y Mephiles casi se lo hecha XD están hermosos los dibujos estaré esperando el siguiente capítulo saludos ^_^

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    1. ¡Estoy emocionada! Estoy contentísima que les hayan gustado el nuevo capitulo, ya pronto subiré mas capítulos con dibujitos.

      P.D: El monstruo no se lo iba a comer, se lo iba a cargar a madrasos por estar en colera :v

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